Pilar Miró
Do 29 de outubro de 1998 ao 9 de decembro de 1998
Me cuesta creer que su frágil figura no se deslizará por los pasillos del Hotel María Cristina en este Festival de Cine. Que no la veremos caminando por la Parte Vieja y La Concha, saboreando los minutos robados a su siempre cargada agenda de trabajo...
A pesar del año transcurrido, y probablemente porque estamos en fechas muy ligadas a su presencia aquí, Pilar Miró sigue viva en mi mente y en la de los donostiarras.
Quiero evocar sobre todo esa vinculación de Pilar con nuestra ciudad, además de sus cualidades humanas, porque especialistas existen que pueden valorar mejor su proyección artística e intelectual. Unos lazos cuya expresión concreta fue el Tambor de Oro que se le concedió en el año 1987, agradeciendo así su papel fundamental en la supervivencia de nuestro Festival Internacional de Cine, cuya continuidad peligraba por aquellas fechas.
Coincidían en su persona muchas de las virtudes que admiro: inteligencia, constancia en el trabajo, sentido de la responsabilidad, rigor y, sobre todo, honestidad. Honestidad injustamente puesta en cuestión por quienes nunca aceptaron que una mujer como ella, que a su capacidad profesional añadía su compromiso con la izquierda, ocupara un puesto de importancia fundamental, como el fue el de Directora General de Radio Televisión Española, tras haber pasado por la Dirección de Cinematografía.
Lejos de quienes la calificaron de fría y dura, un vistazo a su propia trayectoria personal indica hasta qué punto esa apariencia desaparecía en la intimidad, en una vida privada que supo preservar, luchando calladamente contra su enfermedad y educando a Gonzalo, su hijo, en un ambiente alejado de las dificultades que entraña el ocupar un cargo público.
Aquella concesión del Tambor de Oro tuvo, sin que ella se lo propusiera, la virtud de poner en evidencia algunas estructuras obsoletas en la actividad municipal, afortunadamente hoy superadas.
Su condición femenina le privó, paradójicamente, de estar presente en la Cena Oficial de la víspera de San Sebastián que se celebraba entonces en una Sociedad Gastronómica cuyas rígidas normas no se rompieron aun a costa de marginar a la galardonada.
Pilar, lógicamente, se tomó las cosas con una gran dosis de filosofía; a la vez que insistía en lo feliz que le hacía recibir el Tambor de Oro, elogiaba sin reservas la Tamborrada de los niños y niñas y su ilusión, y expresaba su cariño a nuestra ciudad.
Pocas veces falló a la cita anual del mes de septiembre, a ese Festival al que defendió para que mantuviera su categoría A. Como aficionada primero, como cineasta después, pasando por el período de Directora General para volver como competidora, presentando películas que fueron algunas polémicas, otras aplaudidas unánimemente, pero que siempre dejaban constancia de esa personalidad especial que la caracterizaba.
Fue también invitada del Patronato Municipal de Cultura, y estuvo presente en las aulas de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación y en el Teatro Principal, con ocasión de uno de esos ciclos que tanta acogida tienen entre los jóvenes y cinéfilos donostiarras.
Y cada visita era un reencuentro con San Sebastián, con sus amigos, con compañeros de profesión y gentes que la queríamos y que admirábamos su trayectoria personal y profesional. Nunca nos decepcionaba, siempre afloraba en ella ese espíritu crítico, esa exigencia profesional y ese destello de fragilidad apenas velado por la firmeza de sus expresiones.
Yo me he quedado con las ganas, después de tantas conversaciones como cariñosos requerimientos, de disfrutar de una película suya con una historia de la vida cotidiana ambientada aquí, en "nuestro ya larguísimo y dramático conflicto".
Seguimos queriendo a Pilar. Por eso, este cariñoso recuerdo, este agradecimiento póstumo a quien tanto colaboró con el esfuerzo de San Sebastián por ser polo de referencia internacional por sus aspectos positivos, frente a quienes se empeñan en difuminar nuestro carácter de ciudad abierta a todas las expresiones culturales, tolerante y cautivadora.
"Pilar Miró y San Sebastián", por Odón Elorza, alcalde de Donostia en 1998. Orixinalmente publicado en nº28 da revista Nosferatu, especial dedicado a Pilar Miró que acompañou este ciclo.
En colaboración con: Donostia Kultura, Filmoteca de la Generalitat Valenciana