Las novias del sur
- 37 min.
Mulleres maduras falan do seu matrimonio, da súa primeira vez, da súa relación íntima coa sexualidade. Na repetición destes ritos ancestrais, a directora cuestiona a súa propia ausencia de matrimonio, de fillos, e con iso, unha cadea de relacións nai-filla que se extingue.
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Close-Up: cine e perspectiva de xénero
Encontro con Elena López Riera
Las novias del sur
Versión lingüística:VOFormato:DCPEntrada gratuíta.
- Ano:2024
- Países de produción: España
- Guión: Elena López Riera
- Fotografía: Elena López Riera, Alba Cros, Agnès Piqué Corbera
- Montaxe: Ana Pfaff, Ariadna Ribas
- Produtora(s): SUICA films, Alina film
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Entrevista a Elena López Riera
Revista Mutaciones (por Nacho Álvarez e Andrés González Leal)
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Crítica do filme
Eulàlia Iglesias (Caimán. Cuadernos de cine)
Tráiler
VO
Notas de dirección
Elena López Riera
Origen del proyecto
‘Las novias del sur’ lleva años en mi cabeza. Siempre me ha fascinado, todo lo que tiene que ver con el ritual del matrimonio, el relato tradicional del amor heterosexual eterno, la entrega y cómo todo esto se pone en escena. Sobre todo, y muy concretamente, la foto de novia: una mujer vestida de blanco, que se presupone virgen, y que va a entregarse a un hombre. Es una imagen que siempre me ha fascinado porque, entre otras cosas, pone en escena la virginidad y la entrega. El cuerpo de la mujer se convierte en un cuerpo que le pertenece a una sociedad entera y en esa generación, en la generación de nuestras madres, que son las mujeres de la generación que he entrevistado para la película, casi todas llegaban vírgenes al matrimonio o se pretendía que llegaran vírgenes al matrimonio.
Es una generación que tiene marcado ese momento, que tiene un registro gráfico de ese momento, en el que dejaban de ser vírgenes. Esto es algo que siempre me ha obsesionado, no solamente a nivel antropológico sino a nivel visual: tener un archivo y un registro de ese cuerpo en transición en ese momento.
Las primeras notas de esta película las escribí hace veinte años. Pero creo que hasta que no he cumplido 42 años, y me he dado cuenta de que estaba rompiendo con el relato que me había sido transmitido, no he sido consciente de la ruptura que esto representaba con respecto a mi herencia cultural y familiar.
La imagen de archivo y la voz
La fascinación por el archivo se debe a que es una imagen muy icónica, la novia vestida de blanco, que en la cultura en la que yo me he criado ocupa un lugar muy importante (una cultura profundamente marcada por el catolicismo, por el machismo y por la apropiación cultural y social del cuerpo de las mujeres). A un nivel más intimo y personal, he vivido, por suerte o por desgracia, con el relato de un amor romántico, que es el de mis padres, muy fuerte, que se ha cultivado y que yo no he sido capaz de continuar. Ahí es donde las entrevistas que he realizado a estas mujeres, que son mujeres de entre 60 y 104 años que han querido participar en esta película, y que han querido compartir conmigo sus intimidades y sus confesiones, contrasta con mi generación y con mi propia vida personal. De ahí la introducción de una voz en off en primera persona que, de alguna manera, intenta establecer una comunicación, una conversación con esa generación y, en concreto, con mi madre, que para mí es muy complicada de tener, por miedo, por pudor, por vergüenza…
Creo que para todas nosotras es difícil, o ha sido difícil, tener esa conversación íntima con la madre y por eso aparece una voz en off en primera persona. Una voz que plantea las dudas que tengo con respecto a esa herencia que me han transmitido, con respecto al cuerpo, a la sexualidad, a la intimidad, al amor, a la idea de procrear. Cuenta el fracaso que, de algún modo, he sentido al no poder continuar con esa herencia pero también es la afirmación de que he hecho otras elecciones en la vida. Es una voz vulnerable porque no es un voz que tenga una respuesta concreta o correcta.
La construcción narrativa
El relato definitivo se ha construido en la sala de montaje. Ha sido trabajando con Ariadna Ribas y con Ana Pfaff, las montadoras, donde se ha terminado de encontrar la forma. Ha sido una película muy intuitiva, difícil de definir, porque realmente era un diálogo que estaba en progreso.
Hemos apostado por una forma poco usual, pero que para mí tiene un sentido completo. Es algo que hago siempre en mis películas, poner en diálogo, o incluso en oposición, formas que aparentemente no tendrían que estar juntas. En este caso, la del testimonio de una manera muy bruta, muy directa, y después, una voz en off que viene de un lugar más íntimo, y que viene a ejercer una mirada crítica sobre un archivo que es muy reconocible y muy icónico para la cultura popular española. Contraponer esas dos voces, esas dos vías, ha sido un trabajo de orfebrería bastante complicado en montaje. Y sobre todo, ejercer una mirada crítica con respecto a un archivo que forma parte de nuestro imaginario y que no puede tener la misma lectura, la misma cabida, en 2024 que la que ha tenido para las mujeres de esa generación.