
Los inundados
Pirucho Gómez, Lola Palombo, María Vera, Hector Palavecino
- 83 min.
A auga de Los inundados é auga de río, dun río cotián do litoral arxentino que é todo menos paisaxe estética, en cuxas costas viven varias familias de escasos recursos que deben trasladarse logo dunha crecida. Así, a auga e a natureza politízanse, non só pola neglixencia do goberno que se demora en construír un dique para conter a corrente senón porque rapidamente a inundación é capitalizada polos partidos políticos locais, que prometen melloras na calidade de vida dos santafesinos. Los inundados xorde do interese de Birri por mostrar –nun traballo que sintetiza a ficción con aspectos documentais– o que nunca se mostrou no cinema nacional: vidas reais, cheas de problemas e de problemas máis colectivos que individuais, pero non sen encanto e chamamé.
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MANIFIESTO DE LOS INUNDADOS
"Por un Cine Nacional, Realista, Crítico y Popular", 1962
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Realismo y representación de los sectores populares en el cine de la “generación del 60”. El caso de Los Inundados
Eduardo A. Cartoccio
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Beyond Form, To Reason: The Cinema of Fernando Birri
Matt Carlin (MUBI: Notebook)
Entrevista a Fernando Birri
Programa “Los creadores” (1998-1999)
Fernando Birri. El “film-manifiesto”, realidad y ficción
Héctor R. Kohen
Los personajes de Los inundados no responden a un patrón de conductas ejemplares en las que pueda fundarse una genealogía nacional prestigiosa. "El film quiere ser —ni más ni menos— una sátira de picaros donde todos son pícaros y todos quieren engañar a los demás, pero algunos —nuestros inundados— con más justificación que otros". (...)
El asistente del director, Manuel Horacio Giménez, fue el respansable de la elección del elenco de Los inundados, un trabajo que se extendió durante los tres meses de preproducción, tal vez el casting más riguroso de todo el cine argentino. Durante ese lapso fueron entrevistadas alrededor de 3.500 personas: “...cuanto payador, actor de teatro filodramático, independiente, circo, variedades o radioteatro encontramos en Santa Fe, Rosario, Paraná, Rafaela, Esperanza, Vera y otros pueblitos de la región litoral”.
El empleo de la encuesta como herramienta de conocimiento propone un giro epistemológico que excede su limitada aplicación en la construcción de la película. Como público, los sectores populares —especificamente los de las barriadas santafesinas—son reconocidos como sujetos con una historia y un presente donde sustentan el reclamo de un cine que exponga sus problemas. A su vez, la exhaustiva búsqueda de los protagonistas subraya el carácter de productores culturales, especializados, de los artistas regionales, cuya excentricidad respecto de los actores del cine clásico no proviene de un juicio estético sino de su posición social, de la marginalidad del campo cultural en el que se desempeñan.
Pirucho Gómez (Dolorcitos Gaitán), Lola Palombo (Óptima) y Francisco Ortolochippi —el procurador Canudas, un chanta memorable— tenian a sus espaldas más de treinta años de trabajo en circos y teatros provinciales. Lola Palombo, por ejemplo, cuyo padre fue parte del circo de Frank Brown, había integrado las compañías de Pepe Podestá y de los hermanos Giani. Los inundados no es una película actuada por aficionados —en sus roles protagónicos— sino por actores que llegan al final de una carrera trabajosamente transitada y mal remunerada.
Productora América Nuestra —la integraban Fernando Birri, David Cwillich, que se desempeñó como productor ejecutivo, y el escenógrafo Saulo Benavente— sumó a ese notable elenco un equipo técnico de excepcional calidad, algunos de cuyos integrantes provenían de la industria, como el ya citado Saulo Benavente y el montajista Antonio Rípoll. El directar de fotografía Adelqui Camusso se había graduado en el Centro Sperimentale di Cinematografía en Roma, donde comenzó su vinculación con Fernando Birri, para quien iluminó en 1959 el corto Buenos días, Buenos Aires. Ariel Ramírez, un referente de la renovación musical de origen folklórico de los años 60, fue el encargado de comentar, en ritmo de chamamé —"Boca del Tigre" y "Los inundados", con letra de Isaac Aizemberg—, las desventuras de la familia Gaitán y sus vecinos.
Muchos de los nombres citados en la ficha técnica del film se repiten en el organigrama del Instituto de Cinematografia de la Universidad Nacional del Litoral —su colaboración en la realización se acredita en los títulos de la película— en su versión de 1960. Birri duplicaba su función directiva, en tanto que Adelqui Camusso era el coordinador docente, Edgardo Pallero —productor ejecutivo, jefe del taller experimental. Y el ayudante de dirección, Juan Oliva, encargado del Departamento de Gramática y bibliotecario de la Escuela. Además de profesores, Birri logró incorporar alumnos —justifica así la denominación de film-escuela otorgada a Los inundados—, negociando que cada uno de los técnicos del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) —de obligada presencia por la regulación del convenio colectivo de trabajo— fuera acompañado por tres estudiantes en calidad de auxiliares. (...)
Como fenómeno que borra los límites —entre el agua y la tierra—, la inundación es —más allá de su funcionalidad en la elaboración de la trama de la película— casi una metáfora de las propuestas de Fernando Birri sobre el cine y la cultura. Para al director santafesino la cuestión de fondo no era —en esa concreta situación histórica— tomar partido en el debate cine culto/cine popular sino señalar que se trata de una falsa opción, en la que cine culto es sinónimo de cine para élites, mientras que la definición de cine popular coincide con la de cine industrial. En todo caso, populista. El cine, afirma, dede ser culto y popular —alpargatas sí, pero libros también—, y el heterogéneo grupo de artistas que realiza Los inundados —y el mismo film, desde luego— la ejemplifica. Entendamos bien esto: la diversidad sociocultural es un a priori en el cine clásico —las diferencias entre el propietario de un gran estudio y sus técnicos son obvias—, pero tanto el sistema de producción como el artefacto cultural producido están orientados a sostener y reproducir la hegemonía —material y simbólica— de la clase propietaria. Por el contrario, Los inundados se construye en la afirmación de lo heterogéneo, se da como un espacio en donde interactúan los conocimientos y los horizontes culturales del payador, del profesor de literatura, del técnico en sonido o del estudiante de cine.