
Las playas de Agnès
Les plages d’Agnès
Jacques Demy, Mathieu Demy, Agnès Varda, Rosalie Varda
- 112 min.
A directora Agnès Varda volve ás praias que formaron parte da súa vida. Nesta especie de autorretrato documental, a cineasta móstrase a ela mesma entre escenas dos seus filmes, imaxes e reportaxes.
- Ano:2007
- Países de produción: Francia
- Guión: Agnès Varda
- Fotografía: ulia Fabry, Hélène Louvart, Jean-Baptiste Morin, Arlene Nelson, Alain Sakot, Agnès Varda
- Montaxe: Baptiste Filloux, Jean-Baptiste Morin
- Produtora(s): Ciné-Tamaris, ARTE
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El hilo de Ariadna: en las playas que son Agnès Varda*
por Shelley Rice (L’Atalante)
Tráiler do filme
Con subtítulos en inglés e castelán
Las playas de Agnès: Autobiografiarse con los otros
Inma Merino
Dado su carácter autobiográfico, que incluye un autorretrato de la cineasta en el momento que lo realizó, la cineasta se hace notablemente presente en las imágenes. Sin embargo, este “yo” se inscribe en su época, en relación con las circunstancias históricas y una serie de movimientos colectivos, y no pierde de vista a los otros. En la secuencia inicial, mientras camina por una playa, Varda comenta que interpreta el papel de una vieja pequeña, gordita y parlanchina que explica su vida. Interpreta, pues, un papel: se auto-representa como una posibilidad de ficcionarse, de relatar la propia vida como una manera de construir una identidad en una mutación constante. Pero, además, enseguida advierte: “Pero los otros son los que verdaderamente me interesan y a quienes me gusta filmar. Los otros, que me intrigan, me motivan, me interpelan, me desconciertan, me desconciertan, me apasionan”. A la vez, a propósito de esta película, Varda sugirió en una entrevista de Marjolaine Jarry publicada en el número 2032 (diciembre del 2008) de la revista Le Nouvel Observateur: “Es mostrando a los otros, contando su vida, cuando yo hablo más de mí”. Autorretratarse, pues, mediante los otros en la medida que su mera presencia en los filmes supone una reveladora elección por parte de la cineasta. Pero también se le puede dar la vuelta a tal consideración: hablar de uno mismo también es hablar de los otros.
(...) aunque la estructura de la película sea conscientemente desordenada y desatienda completamente la linealidad cronológica como si reflejara el flujo imprevisible de la memoria, las playas de su vida son el hilo conductor de la película o al menos su motivo visual recurrente: las belgas de su infancia; la de Sète, donde vivió su adolescencia; las de Ajaccio, destino de una huida juvenil; las de Noirmoutier, la isla de La Vendée que, cercana a Nantes, le fue descubierta por el bretón Jacques Demy y donde la familia tiene una casa frente al mar; la de Venice, cerca de la cual vivió cuando residió en Los Ángeles a finales de los años setenta; y también una de artificial que crea en la rue Daguerre para instalar en ella la oficina de la productora Ciné-Tamaris. Aún en los primeros minutos del film, seguidamente a la secuencia inicial, la cineasta dirige una instalación de espejos en una playa. Entonces comenta que, tradicionalmente, los pintores han usado los espejos para autorretratarse. Sin embargo, instalados los espejos, hace que se reflejen en ellos los miembros del equipo y así le acompañan en el proyecto. Es, de nuevo, una forma de visualizar su interés por los otros y el deseo de hacerlos presentes en el film. Además, como sopla el viento, el fular que lleva le tapa la cara. Ella ayuda a ello y, riendo, le comenta al operador y también a los espectadores: “Lo hago un poco a propósito con el fular. ¿Es divertido, no te parece? Yo esperaba que ocurriese esto y que todo lo que filmes sea más o menos así. Esta es mi idea de autorretrato: que yo esté dentro de espejos jodidos y detrás de fulares”.
Inma Merino, extractos da publicación que acompaña a edición en BR do 'Universo Agnès Varda' (ed. Avalon, 2024).