Terence Fisher / Christopher Lee: Drácula y otros monstruos
Del 21 de enero de 2025 al 22 de febrero de 2025
Cuando se piensa en Christopher Lee, la primera imagen que viene a la mente es la del conde Drácula. Aunque lo interpretó para muchas productoras, el idilio del actor inglés con el vampiro y su versión más icónica se inició en el sello Hammer en los años cincuenta.
Algunos de los mejores títulos de la compañía los dio Terence Fisher, en el que se centra este ciclo. Frente a Lee estaba a menudo su inseparable Peter Cushing. Ambos formaron un dúo actoral como pocos se recuerdan en el cine de género. Drácula contra Van Helsing, Victor Frankenstein y su criatura, la momia enfrentada al arqueólogo Banning. Son estos ejemplos de remakes de los monstruos clásicos de la Universal, aquí ambientados con un mayor barroquismo gótico y resaltando en Technicolor el carmesí de la sangre. Suponen también adaptaciones más violentas y sensualizadas, más físicas y alejadas de romanticismo alguno.
Pero no solo de estos vivía la Hammer. Encontramos a la pareja en otras producciones tan interesantes como la adaptación de la novela de Arthur Conan Doyle El perro de los Baskerville o en La gorgona, que parte del mito griego para desarrollar un original cuento de fantasmas. Además, son estos para Lee papeles en los que puede usar su imponente voz, pues en las ficciones antes citadas apenas podía expresarse a través del cuerpo, recurso en el que era muy hábil, logrando comunicar mucho con su mirada y movimientos.
Ya sin Cushing y fuera de Drácula, el ciclo se completa con otras traslaciones literarias, Las dos caras del dr. Jekyll y la menos conocida The Devil Rides Out, que parte del libro de Dennis Wheatley para desarrollar una trama de ocultismo, en la que Lee encarna a uno de sus personajes más singulares.
A través de esta selección, puede apreciarse cómo el estilo de Fisher va evolucionando desde el barroquismo de Frankenstein y del primer Drácula hacia una puesta en escena más austera y a la que va despojando de artificios. Sus colaboradores son casi siempre los mismos. Jimmy Sangster habitualmente en el guion, Jack Asher en la fotografía, que definió el locuaz uso del color hasta mediados de los sesenta, después Michael Reed con sus impresionantes frescos en scope y, en el diseño de producción, Bernard Robinson. Los decorados son especialmente importantes en estos filmes de ambientación gótica y el hecho de que la Hammer hiciese un elevado número de producciones al año obligaba a la reutilización de los mismos con soluciones imaginativas, que producen en este equipo resultados tan homogéneos como adaptables a cualquier historia.
Pero si debe encontrarse una constante en la obra de Fisher esta es la manera en que conviven en un difícil y a menudo confrontado equilibrio deseo y represión, fe y ciencia, orden y rebeldía… A menudo los personajes aparentemente más virtuosos son los que esconden un mayor catálogo de cesiones a sus pulsiones más bajas. El sexo y la violencia laten en la obra de Fisher, de manera tan acusada como la mentira, hacia uno mismo pero también por el miedo a no quebrar un sistema de valores que vive siempre de las apariencias. Qué muestra o que no muestra es por tanto la principal preocupación de Fisher como cineasta, erigiéndose en verdadero maestro de la ocultación, porque lo que no se ve a simple vista puede a veces revelar lo más monstruoso.
Nota: la programación de este ciclo en enero y febrero de 2025 coincide con la de una retrospectiva dedicada a Pere Portabella en la que Christopher Lee tiene un protagonismo destacado.