Iniciamos este viernes un ciclo dedicado al nipón Kenji Mizoguchi, uno de los mejores directores de la historia del cine japonés clásico, seguramente el más grande junto a Akira Kurosawa y Yasujiro Ozu. Nos centramos precisamente en su etapa de madurez, los años cincuenta, ofreciendo el estreno en España de tres nuevas restauraciones en 4K llevadas a cabo por la Kadokawa Corporation y la Film Foundation de Martin Scorsese: Cuentos de la luna pálida, El intendente Sansho y Los amantes crucificados.
Quizás las películas más conocidas del de Tokio, esta pequeña muestra sirve de ejemplo de su solvencia en el jidaigeki, los fastuosos filmes de época que tanto gustan en Occidente. Pero quien busque el batir de las katanas de los samuráis se quedará desconcertado ante los filmes recogidos y los conflictos más internos de Mizoguchi, que tienen muy habitualmente a mujeres fuertes como protagonistas de sus relatos.
En esto el autor fue muy adelantado a su tiempo. Como explica el crítico Dario Tomasi, Mizoguchi “denuncia abiertamente las condiciones de explotación y marginación de las que la mujer es víctima por causa de una sociedad patriarcal que ha conseguido reproducirse, a pesar de los notables cambios que, en otros aspectos, Japón ha experimentado desde la Edad Media hasta años de la segunda posguerra”1.
Sorpresas dentro de una trayectoria conocida
Si bien Cuentos de la luna pálida o El intendente Sansho serán filmes de sobra conocidos para el cinéfilo un poco experimentado y el valor del ciclo será descubrirlos en sala con copias prístinas recientemente restauradas, el foco esconde otros títulos no tan obvios que transitan por las mismas coordenadas. En ambientaciones similares se mueve La emperatriz Yang Kwei-Fei, una de las dos únicas películas en color que dirigió Mizoguchi, sobre el amor entre el emperador Huan Tsung y una joven plebeya.
Y del lado de las gendaigeki, de ambientación contemporánea, el ciclo reincide en profesiones como las de las geishas o la prostitución, a las que el realizador volvió una y otra vez en títulos como Los músicos de Gion o La mujer crucificada, y que intentó plasmar con absoluta perfección y detalle en la que sería su última cinta, La calle de la vergüenza. Todas ellas, junto a La señorita Oyu, componen un foco con un total de ocho filmes que podrá verse desde este viernes 18 de enero hasta el próximo 13 de febrero.
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1Bellezza e crudeltà. Il cinema di Kenji Mizoguchi, Cineteca del Comune di Bologna, I quaderni del Lumière núm. 31, febrero de 2000.
Fotografías © Collection cinémathèque suisse