Shift

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Para Gehr, Shift abrió un nuevo camino, quizás de ahí viene el retruécano del título. Es la primera película en la que emplea un montaje exhaustivo. Los actores son todos mecánicos -una serie de coches y camiones filmados desde varios pisos de altura según pasan por una calle de tres carriles de la ciudad. Gehr aísla uno o dos vehículos a la vez, invirtiendo algunas tomas, de modo que el coche cuelga del asfalto como un murciélago de una viga, usando ángulos tan severos que el tráfico a menudo parece estar escurriéndose de la tierra, y empleando un movimiento inverso tan abrupto que los actores a menudo salen de la escena como si los barrieran del escenario con el proverbial bastón. Una escueta banda sonora de ruidos de tráfico acompaña el espástico ballet mecánico. No solo la acción sino los deliberados movimientos de cámara de Gehr están sincronizados con la música de los bocinazos, los frenos chirriantes y los engranajes de las marchas. La película de ocho minutos está estructurada como una serie de gags de desapariciones oblicuamente cómicos: los camiones se precipitan sobre sus sombras, los coches cambian de dirección inesperadamente o arrancan hacia la nada. (J. Hoberman)