Esenciales: Carlos Saura
Del 10 de septiembre de 2019 al 14 de septiembre de 2019
ESENCIALES: CARLOS SAURA
En colaboración con: Amigos de la Ópera de A Coruña.
“Hermano del pintor Antonio Saura, comienza a estudiar ingeniería antes de convertirse en fotógrafo profesional y de ingresar en el IIEC, donde, en 1957, se diploma en dirección con la práctica La tarde del domingo. En ese mismo año filma Cuenca, un cortometraje en color donde, siguiendo el precedente buñueliano de Las Hurdes, intenta trascender los límites del cine documental y, en 1959, con producción de Films 59 (la empresa de Pere Portabella), debuta como director con Los golfos, un retrato críptico y realista de la juventud marginal de la época, que, con su frescura, su voluntad experimental y su ausencia de moralismos y de sentimentalismos, se sitúa como pieza de engarce entre el regeneracionismo de raíz neorrealista y el Nuevo Cine Español. Tras su siguiente largometraje —Llanto por un bandido (1963)—, inicia una larga colaboración con el productor Elías Querejeta, cuyo primer fruto es La caza (1965), una suerte de alegoría y de parábola política acerca de la guerra civil española, que, con su voluntad metafórica, señala otro de los caminos por los que transitará el cine español de los años venideros. (…) A partir de aquí su filmografía se adentra por los territorios del subjetivismo, de la memoria y de la representación simbólica para ofrecer, dentro de los cauces del cine metafórico de la transición política, lo mejor de su obra con títulos como El jardín de las delicias (1970), La prima Angélica (1973), Cría cuervos (1975) o Elisa, vida mía (1976), que obtienen un importante reconocimiento internacional. El desarrollo posterior de su filmografía ha seguido un camino más diversificado, sin encontrar, entre las diferentes propuestas esbozadas desde entonces, un discurso tan personal como el desarrollado en su primera etapa.” (Antonio Santamarina)
“(…) Si alguien dijera que soy discípulo de Buñuel le diría que es imposible porque nadie puede serlo. Sí es verdad que había mundos muy coincidentes y tuvimos larguísimas conversaciones sobre muchos temas. Puede que hubiera alguna influencia, seguro que sí. La influencia que de manera clara sí estaba [en Los golfos] era la del cine americano y, más concretamente, del cine negro. (…) Llanto por un bandido podía haber sido una película preciosa. Estaba concebida como una película grande de aventuras y de bandolerismo. Juré que nunca más haría una película sin los medios necesarios y no la he vuelto a hacer. A mí me engaño Dibildos [el productor], porque me había prometido muchos medios, pero como coincidió con el rodaje de El tulipán negro, todo lo que teníamos preparado se lo llevó para allá. Lo que tenía que haber hecho en Llanto… era haber parado la película, pero era mi segunda experiencia en el cine… De todas formas, hay películas mías, como La caza o Deprisa, deprisa, que son producto de un momento de violencia, de rabia personal… (…) Alfredo Mayo estaba entusiasmado con el guión y quería que hiciéramos La caza a toda costa. Me llevó a varias productoras y no había manera. Consideraban que no era un guión, que no había historia, que no le iba a interesar a la gente… Y apareció Elías, al que yo había visto en UNINCI y que formaba parte de ese grupo de jóvenes valores. Es la única película que he producido en mi vida, y la hice al cincuenta por ciento con Elías. Él consiguió un millón de pesetas y yo otro, y con eso hicimos La caza. (…) Quería hacer un film con los mínimos elementos posibles, con cuatro actores y unos conejos. Decidí hacer una película de cámara y controlarlo todo en el rodaje. Es una maravilla poder trabajar así. Y, además, rodar por riguroso orden de guión. Todas mis películas a partir de La caza siguen ese esquema, aunque con alguna variación. Si es posible, empezamos por el principio, reservamos el final de la historia para el final del rodaje y, mientras tanto, ves cómo crece la historia y cómo crecen los personajes. (…) Escribí el guion con Angelino Fons. Cuando Buñuel vio la película, que le gustó mucho, y hasta dijo que la querría haber hecho él, me pidió que le mandara el guión. Cuando lo leyó, me dijo que eso no era un guion, y era verdad, porque solo había cuatro personajes hablando y cazando. Me interesaba mucho no sólo la realidad de esos tipos, sino también lo que pensaban. Quizá era bastante novedoso insertar lo que pensaban y lo que soñaban. En ese sentido, estaba muy cerca de Buñuel, en jugar con los tiempos, con los espacios, en cómo interfieren el sueño o la imaginación. A excepción de Los golfos, siempre he trabajado sobre esto porque siempre me ha interesado ese terreno.” (Declaraciones de Carlos Saura a Concha Gómez)
Textos extraídos de Carlos F. Heredero y José Enrique Monterde (eds.), Los “nuevos cines” en España. Ilusiones y desencantos de los años sesenta. Institut Valencià de Cinematografia Ricardo Muñoz Suay, Festival Internacional de Cine de Gijón, CGAI-Filmoteca de Galicia, Filmoteca de Andalucía, Filmoteca Española, 2003.
Agradecimientos: Filmoteca Española, Dibildos Films, Vídeo Mercury.