Las aportaciones de João Moreira Salles y de Philippe Garrel sobre el Mayo del 68 se incorporan al ciclo que ofrecemos durante este mes. La primera de estas sesiones se proyectará mañana martes, a las 20,30 h., No Intenso Agora, título que abre la retrospectiva del brasileño, realizada en colaboración con DocumentaMadrid.
El reciente film analiza los hechos ocurridos en París y cómo fueron percibidos e impactaron en otras culturas y latitudes, en especial la brasileña, con la visión que ofrece medio siglo de perspectiva. Tirando de archivo y de experiencias personales, el realizador construye un profundo ensayo, lo que le ha valido galardones en reconocidos festivales como Cinéma du Réel, del Centro Pompidou de París.
Moreira Salles tiene una larga carrera ligada al documental, herramienta que le sirve para plasmar su país en un punto intermedio entre la sociología y el retrato intimista, como el que realiza en Entreatos, uno de sus filmes más conocidos, en el que sigue al expresidente Lula de cerca durante su victoriosa campaña electoral de 2002.
El ciclo incluye su ópera prima Santiago y las Últimas Conversas de Eduardo Coutinho, histórico del cine brasileño con el que Moreira Salles trabajó en esta obra, antes del fallecimiento del que consideraba su maestro.
Filmar desde las barricadas
Quien sí estuvo presente y activo en Mayo del 68 fue Philippe Garrel, uno de los directores franceses más respetados de la historia del cine. El CGAI le dedica un especial en el que destaca la sesión del 12 de junio, compuesta por Actua I y Los amantes habituales. La primera es una película singular, financiada por el venerado Jean-Luc Godard a manera de contra-noticiario para oponerse a la propaganda gaullista. Garrel formó parte de las protestas y las filmó desde dentro. La pieza estaba perdida hasta hace pocos años, cuando fue recuperada y restaurada, por lo que supone una verdadera rareza en la filmografía del autor.
Sobre estos hechos volvió, ya en la ficción, con Los amantes habituales. Ver los dos filmes juntos ayuda a apreciar cómo la memoria de Garrel sobre la protesta fue digerida con el paso del tiempo y también da una idea de su profunda evolución como artista, en la que ha tratado especialmente las luces y sombras de las relaciones sentimentales.
La retrospectiva del CGAI permitirá hacer este ejercicio de contraste con las otras cintas que incluye, pues junto a algunos de sus primeros largos más experimentales como La cicatriz interior o Les hautes solitudes – en las que trabajó con actrices de la contracultura de la época tan importantes como Jean Seberg o la también cantante Nico –, se ponen ficciones más depuradas y centrales en su filmografía, como L'enfant secret, unidas a su reciente trilogía compuesta por La jalousie, La sombra de las mujeres y L'amant d'un jour.