Los amantes habituales
Lees amants réguliers
Louis Garrel, Clotilde Hesme, Eric Rulliat, Julien Lucas, Nicolas Bridet
- 178'
El joven poeta François participa en las revueltas de mayo del 68, donde se encuentra con Lilie. Su intenso amor les hará recuperar la ilusión tras el desencanto de una revolución perdida. Su mundo, habitado por el sexo, la poesía, el opio, la pintura y la escultura, se irá desmoronando poco a poco.
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Agradecimientos: Cineinfinito.
- Ano:2005
- Países de producción: Francia
- Guión: Philippe Garrel, Marc Cholodenko, Arlette Langmann
- Fotografía: Willy Lubtchansky
- Montaje: Françoise Collin, Philippe Garrel
- Productora(s): Maïa Films
Philippe Garrel par Thierry Jousse - Blow up - ARTE
El realizador Thierry Jousse da su visión personal del cine de Philippe Garrel en el programa del canal ARTE Blow Up.
Philippe Garrel. El cine revelado
Joan Pons
“En mayo de 1968, en París, Philippe Garrel, acompañado de Serge Bard y Patrick Deval, estaba en pleno rodaje de Actua I (1968), un contra-noticiario al servicio del movimiento financiado por Jean-Luc Godard. El objetivo era recoger imágenes que funcionaran, primero, como testimonios de los disturbios de París y, segundo, como reportajes artísticos en presente que rebatieran la versión oficial de lo que estaba ocurriendo en la calle. La efímera vida de la comuna de París (duró tres semanas) malbarató el propósito documental de un proyecto que estaba pensado para dar fe cada mes de la actividad revolucionaria. Así que no hubo Actua II.
Como el recuerdo suele ser un terreno resbaladizo y afectado totalmente por la subjetividad, a menudo se confunde lo que fue con lo que se quiso que fuera. Así que para los episodios sobre mayo del 68 de Les amants réguliers, Garrel decidió seguir una metodología más de fiar que no deformara el pasado: recuperó los documentos perdidos de Actua I e intentó reproducir fielmente (filmando incluso con el mismo tipo de película de 35mm. Orwo) desde la ficción de la puesta en escena de las mismas imágenes en crudo que en su día él mismo había arrancado de la realidad.
Convirtiendo el contra-noticiario en contra-recuerdo, basándose siempre en planos ya filmados, Garrel persigue la reconstrucción más que la rememoración. Esta voluntad implica cierta atonalidad expositiva. En Les amants réguliers no hay romanticismo. No se pretende reescribir el pasado. No se reabren expedientes. Se combate la dinámica del olvido simplemente trayendo al presente un episodio incómodo para la Historia oficial. No es necesario siquiera aplicar estrategias narrativas de ficción que pueden separar a los implicados en héroes, mártires o villanos. Porque mayo del 68 está presente en Les amants réguliers para que se recuerde, no para que se rejuzgue. (…)
Pero, ¿es Les amants réguliers una película sobre mayo del 68? Si hacemos caso al propio Philippe Garrel, lo único que le interesaba de esta obra era el fragmento de los jóvenes parisinos echándose a la calle de noche, y el resto de la película, la historia de amor, era el precio a pagar para poder enseñar esas imágenes. Teniendo en cuenta que se trata de la película más larga de su filmografía (178 minutos) y las secuencias estrictas sobre mayo del 68 apenas alcanzan la media hora de duración, los diferentes contenidos del film aparecen en unas proporciones demasiado desequilibradas para darle la razón a Garrel. Así que quizá sea más indicado para hablar de una película sobre los alrededores de mayo del 68 o, si afinamos todavía más, de una película sobre la resaca de aquellos días.
De la misma manera que mayo del 68 en París fue muy corto, también las imágenes exclusivamente centradas en sus hechos en Les amants réguliers lo son. Si Garrel hubiera limitado su película a las secuencias que reconstruyó a partir de Actua I, le habría alcanzado solo para un mediometraje. Aislado del resto de la película, este fragmento funciona como el ejercicio de reconstrucción honesta de la memoria deseado por Garrel. Pero contemplado en el conjunto, produce un significado distinto que acaba definiendo el film como una película de mayor alcance sobre el menoscabo de la esperanza y el final de las ilusiones.
Todo el desarrollo de los acontecimientos expuestos en la película camina hacia esa idea del desencanto generacional. Después del estallido revolucionario, hasta cierto punto caprichoso e inconsciente, la desilusión condena a los personajes de Les amants réguliers, que dejan de ser activos para ser pasivos y que, incluso en sus romances, avanzan de forma sonámbula. Así que el film también empieza a estructurarse a partir de ese momento como un encadenado de tiempos muertos.
Mucho más fraccionario de lo que parece a primera vista, este film de Garrel puede generar la impresión de convencionalidad, sobre todo si se compara con las obras más enigmáticas de su carrera, como Le révélateur (1968) o La cicatriz interior (1970-1971). Por supuesto, la factura final de este film es más clásica y su imaginario más explicable. Pero, por mucho que el desarrollo de la trama esté hilvanado con un muy sutil orden cronológico que puede crear la ilusión de una lógica causa-efecto, Les amants réguliers todavía es un film muy libre que está lejos de poder enmarcarse dentro de cualquier estándar, y no digamos ya, género cinematográfico”.
Joan Pons, en Philippe Garrel. El cine revelado (coord. Quim Casas, Festival Internacional de Cine de San Sebastián, 2007), pp. 225-227.