Tarde de domingo
Matilde Marcos
- 30 min.
Una joven se queda sola en su casa madrileña, durante toda la tarde de un domingo cualquiera. Ajena a las ruidosas solicitudes de sus vecinos, ve transcurrir el tiempo, observando los acontecimientos cotidianos que se suceden en la plazuela situada frente a su balcón. Práctica de Basilio Martín Patino en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid.
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Escuela de cineastas. El lugar de las prácticas del IIEC-EOC en la Historia del cine español.
Tarde de domingo
El viejecito
Cántico
Versión lingüística:VOFormato:DCPEntrada gratuíta.
- Ano:1961
- Países de producción: España
- Guión: Basilio Martín Patino
- Fotografía: Chang Pao Ching
- Productora(s): Escuela Oficial de Cinematografía (EOC)
Chicas de servir y señoritas de clase media en el Madrid predesarrollista. Saura y Patino en el IIEC.
Asier Aranzubia, José Luis Castro de Paz
Basilio Martín Patino se propone en su práctica final indagar en el vespertino tedio de una señorita de clase media acomodada una vez que sus padres y la criada —que, como la protagonista del film de Saura, solo tiene libre la tarde del domingo— abandonan el domicilio, un piso situado en la céntrica calle Barceló —en el madrileño barrio de Justicia, junto a la calle Fuencarral—, para dedicarse a sus respectivas actividades dominicales.
Tarde de domingo parte de un guion, no sin lógica solo aprobado inicialmente con «reservas» por José Luis Sáenz de Heredia a principios de 1960, que llevaba inscrito en el título original, Muchacha a la ventana, el decisivo peso en su estructura profunda de la mirada subjetiva de la chica sin nombre que lo protagoniza y de sus reacciones ante lo visto. Dicha estructura habrá de constituir a la postre solo un elemento más del andamiaje textual de un film de vocación experimental e innovadora que, sin apenas diálogos y renunciando asimismo a una posible voice-over narradora e incluso a la interna mental de la protagonista, es capaz de poner en pie con ligereza, de modo aparentemente casual e intrascendente, un sombrío discurso acerca de los casi imperceptibles y solo levemente sugeridos anhelos, temores y angustias existenciales de una joven que decide no salir esa tarde, tejiendo sutiles combinaciones audiovisuales que no solo dan cuenta del paso y el peso de ese interminable y melancólico tiempo muerto del domingo en el que siempre parecen confluir los terrores de la infancia y las angustias de la madurez, sino también, y sobre todo, buscan dar forma fílmica —utilizando con audacia los instrumentos de su recién estrenada pero llamativamente bien pertrechada paleta de cineasta— a ciertas experiencias mentales de la muchacha; a actitudes, movimientos y gestos casi inconscientes, detalles aparentemente normales y anodinos, mecanizados incluso, pero en última instancia profundamente reveladores y modelados en buena medida a partir de una concepción del mundo, de un entorno, una educación y una familia históricamente localizados y fechados; de un sistema sociopolítico y cultural, conformado por usos, valores, costumbres y relaciones familiares y sociales sólidamente codificados y condicionados por la losa pesadísima de un catolicismo asfixiante en sus vacuas formalidades retóricas, visibles y audibles a cada instante en la todavía grisácea cotidianeidad pública y privada de la España franquista de principios de los sesenta, en la que solo desde bien lejos se atisbaba signo alguno de modernidad.
(…) el Madrid de Tarde de domingo no es tanto una ciudad material como un cúmulo de sensaciones o experiencias mentales provocadas por una serie de estímulos —auditivos, visuales, verbales...— que llegan del exterior —de la calle, del piso de arriba, por el teléfono, por la radio...— y que son, en cierta medida, la traducción de un determinado sistema de valores, usos y costumbres; o, mejor, manifestaciones diversas de ese orden familiar, religioso, social y cultural sobre el que se apoya un Régimen que ha dejado de ser autárquico pero que, no sin cierta paradoja, aboca a algunos de sus súbditos a una suerte de encierro voluntario. No sabemos si transitorio o definitivo.
Extractado de ‘Madrid filmada, Ciudad en la sombra’, L’Atalante, revista de estudios cinematográficos, num. 36, julio 2023.