
Stepchildren
Yuki no dansyo – jonetsu / 雪の断章-情熱
Yuki Saito, Takaaki Enoki, Masanori Sera, Mai Okamoto, Leonardo Kuma, Kyoko Fujimoto, Kouchi Momoko
- 100 min.
En la ciudad de Sapporo, Iori, una niña de siete años, camina triste por la vereda del río. Cuando está a punto de caer en él, Yuichi la salva y la lleva a su apartamento, donde se entera de que es una huérfana que vive miserablemente trabajando para la familia Naba, una de las más ricas de la ciudad. En contra del juicio de todos, menos de su mejor amigo, Daisuke, decide criarla él mismo. Diez años más tarde, Yuko, la hija mayor de la familia Naba, los visita. Su muerte en extrañas circunstancias convierte en sospechosa a Iori.
Imagen ©1985 Toho Co., Ltd.
- Ano:1985
- Países de producción: Japón
- Guión: Marumi Sasaki, Yôzô Tanaka
- Fotografía: Yukio Isohata
- Montaje: Michiko Ikeda
- Productora(s): Toho
-
Crítica del filme
Hayley Scanlon (Windows on Worlds, en inglés)
Trailer
VO
En perpetuo movimiento
Shinji Sōmai es conocido por sus largos y perfectamente ejecutados planos-secuencia. El prólogo de Stepchildren es una única toma de 14 minutos. Una rara avis en la filmografía del director, en realidad, a quien le gusta mucho rodar en exteriores. Lo que vemos aquí es un claro decorado, cada una de las partes por las que se mueve la cámara pretende evocar elipsis en la infancia de su protagonista, Iori. La ambientación no resulta nada contemporánea, claramente nos situamos ante un filme de época, ¿o no?
Toda esta artificiosidad contrasta con el universo cinético de Iori en la segunda secuencia de la cinta, en la que canta sentada en una moto. La posición de la actriz Yuki Saito en plano cenital intensifica la sensación de celeridad. Las vetas del pavimento no dejan de cambiar de color, la impresión de velocidad es mayor que lo que marca el velocímetro del vehículo, circulando por una vía urbana. Estamos ante otro largo plano que, cuando se abre, nos muestra otra realidad complemente distinta a la de la escena de inicio. Un rótulo dice que han pasado 10 años y, a partir de ahí, se va desarrollando la intriga de una película que juega siempre al contraste. En exteriores, aproximación casi documental. En interiores –cárceles mentales y a veces muy literales para Iori– todo es artificioso, con un diseño de producción que acentúa la sensación de cartón piedra, de forzada teatralidad.
Personaje y espacio son elementos complementarios en la filmografía de Sōmai, pero nunca de forma tan decidida y radical como en Stepchildren, una de sus cintas más arriesgadas.