
Nosotros no envejeceremos juntos
Nous ne vieillirons pas ensemble
Marlène Jobert, Jean Yanne, Christine Fabréga, Patricia Perangeli
- 107 min.
Con aspereza, sin piedad ni sentimentalismos, Pialat filma la crónica de la degradación de una pareja. Un director de cine airado y violento, Jean, y Catherine, una mujer llena de neuras y comportamientos infantiles, trazan arrebatos, enfados, promesas y reconciliaciones en una historia de amor que se resiste a su disolución. Premio de interpretación para el actor Jean Yanne en Cannes 1972, nueva muestra de la habilidad del director para el trabajo con los intérpretes.
- Ano:1972
- Países de producción: Francia, Italia
- Guión: Maurice Pialat, sobre a súa novela
- Fotografía: Luciano Tovoli
- Montaje: Arlette Langmann, Bernard Dubois
- Productora(s): Lido Films, Empire Films
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Maurice Pialat. Apuntes sobre un cine incómodo y natural.
Pepe Sapena (Revista Mutaciones)
Trailer original
VO
Crítica del filme
Jean-Baptiste Morain (Les Inrocks)
Un análisis preciso de un amor cruel entre un imbécil mezquino (por infeliz) y una chica muy aguerrida. Nosotros no envejeceremos juntos trata menos de una historia (de separación) que de un hombre y una mujer, amantes desde hace seis años, que no paran de armar jaleo y montar escenas. Pialat ensambla, amontona, acumula y desplaza a través de escenas (de amor y hogareñas), variaciones y repeticiones sobre el tema de la separación, hasta la exasperación y la asfixia (que conste que la película es autobiográfica). Este es el aspecto casi conceptual, «fragmentos de un discurso amoroso» de la película: el montaje encadena las escenas de forma muy nítida, sin planos de transición ni cortes (aparte de una digresión desgarradora en la que vemos a Jean visitando a su padre, la primera aparición de "el chico" en la obra de Pialat). Escenas de diálogo, amor y odio, deseo, rabia y ternura, muy crudas y lamentables, entre Jean, un cineasta (Jean Yanne, que cabreó a Pialat durante todo el rodaje, pero que ganó el premio al mejor actor en Cannes), y Catherine, una joven (Marlène Jobert, que tuvo el mérito de aceptar, en el momento en que estaba en la cima de su fama, un papel nada glamuroso), entre los que ya nada va bien. Sus lágrimas, sus sonrisas, sus vacilaciones, su falta de carácter, su cobardía, sus celos, su crueldad, su ceguera, su violencia, su autocompasión, su narcisismo: un juego del gato y el ratón en el que no sabemos realmente quién persigue a quién. La incomodidad que siente el espectador, que a menudo se convierte en risa nerviosa, solo tiene un origen: todo es manifiestamente verdadero.
Traducción propia del francés.