La tarde del domingo

La concepción de lo femenino en Saura viene definido a través de sus heroínas, que oscilan entre la mujer convencional y la mujer moderna, sin olvidar cierto interés por la mujer objeto. En su filmografía es fundamental el rol femenino, siendo en numerosas obras la mujer su núcleo central. Es curioso apreciar cómo en su primera obra, La tarde del domingo (1957), mediometraje realizado como trabajo de fin de estudios, ya encontramos muchas de las pulsiones de su obra, con la mujer como centro neurálgico.

El personaje principal de La tarde del domingo es una mujer joven que trabaja de criada interna en una familia de clase media. El trabajo de Clara es extenuante, a jornada completa, teniendo tan solo libre la tarde del domingo, por lo que espera con ilusión y gran expectación esa tarde. Tal como refleja el comentario de una de sus amigas: “Como el domingo lo pases mal, el resto de la semana no tienes aguante”. Es domingo por la mañana, se la ve haciendo las tareas de la casa, soñadora, poner la radio, y escuchar una canción mientras hace la cama. En esa tarde, Clara quedará con otras criadas en el parque del Retiro, para ir después al baile.

Decíamos que Saura ya nos da las primeras pinceladas de su universo creativo en esta primera obra. Por lo pronto, la protagonista es una mujer, y nos muestra los condicionantes que le impondrá una sociedad puritana y represiva. Existirán algunas diferencias, dependiendo de la clase social a la que pertenezca esa mujer. Clara, al igual que sus amigas, también criadas, son menospreciadas por la clase a la que pertenecen, por provenir del mundo rural, etc. Por ejemplo, el padre de la familia donde trabaja le reprende por su manera de hablar, y señala con desprecio que viene del pueblo. La hija de la familia señala que “el domingo no se puede salir, porque todo está lleno de criadas”.

La religión aparece en el cine sauriano como fenómeno absolutamente ritual, reducido a la repetición de unas determinadas convenciones externas. Clara asiste a misa temprana, mientras la familia duerme, porque tiene que trabajar toda la mañana atendiendo a todos. Se hacen más referencias a la misa dominical: cuando la madre le dice al padre que tiene que levantarse para ir con ella a misa, o cuando la hija de la familia dice que desea ir a comulgar. (…)

Otro tema recurrente en la obra de Saura es el espacio como escenario determinante en las relaciones humanas. En La tarde del domingo es el baile, el espacio donde Clara espera consolidar sus expectativas, cultivadas durante toda la semana. Es el lugar donde se puede encontrar a la mujer moderna, donde el hombre establece su coto de caza, y donde, si no está acompañada, la mujer se verá acosa- da por unos y otros. No se entiende que no se encuentre con un hombre. Sin embargo, al no acudir Juan, ella se desilusiona y rechaza bailar con otros. Comienza a desesperarse. Y ya no quiere divertirse. “No seas boba, diviértete que mañana es lunes”. Pasa de la frustración a la tristeza y de esta a la angustia. (…)

En el cine de Saura, el fracaso en las relaciones humanas puede llevar a la muerte o al suicidio. En el caso de La tarde del domingo, cuando Clara espera infructuosamente a Juan, aparece la desesperación. Se siente angustiada, el ambiente del baile le provoca mucha tensión, hasta que termina huyendo de allí. Clara, frustrada, con lágrimas en los ojos, arranca el día del almanaque. Y sigue con las tareas de la casa.

Carmen Rodríguez Fuentes es investigadora y coordinadora del libro Desmontando a Saura (Luces de Galibo, 2013). Este texto se ha extractado de la hoja de sala que acompañó a la proyección de La tarde del domingo en Filmoteca Española en abril de 2023.