Atraco perfecto
The Killing
Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen, Marie Windsor, Ted de Corsia, Elisha Cook Jr., Joe Sawyer, Timothy Carey, Jay Adler, Joe Turkel, Kola Kwariani, James Edwards, Tito Vuolo, Cecil Elliott, Dorothy Adams, Herbert Ellis
- 84 minutos
Tras pasar por la cárcel, Johnny Clay pretende dar un último golpe y huir con su amada Fay. Pone en marcha un plan para robar en el hipódromo, causando un altercado en la sala de apuestas y matando al caballo favorito de la séptima carrera. Todo sale según lo previsto, pero los problemas comienzan cuando llega la hora de repartir el botín entre los colaboradores.
Una de las primeras películas de Kubrick en Hollywood, que le permitió saltar a la fama, y cuya financiación fue posible gracias a la participación de Sterling Hayden como protagonista.
- Ano:1956
- Países de producción: Estados Unidos
- Guión: Stanley Kubrick
- Fotografía: Lucien Ballard
- Montaje: Betty Steinberg
- Productora(s): Harris-Kubrick Productions
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Stanley Kubrick: 'Atraco perfecto'
Crítica de la película por Alberto Abuín (Espinof).
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“Probablemente una de las más formidables imágenes del fracaso jamás filmadas”
Crítica de David Vericat en Cinema Esencial.
Trailer original del filme
Versión original sin subtítulos
“La jungla de asfalto”, un aparente punto de partida
Christian Aguilera
Existe un evidente punto de conexión entre Atraco perfecto y La jungla de asfalto. Pero tan sólo hay un nexo, a nivel del sustrato argumental, amén del protagonista, Sterling Hayden. Incluso, ni tan siquiera los autores de las novelas que sirvieron de base a sendos films –Lionel White y William R. Burnett– se inscriben dentro de una misma corriente noir. Burnett había cultivado su reputación en el denominado subgénero crook-ups –centrado en la figura del delincuente–, junto con Donald Henderson Clarke, Maurice Coon o Charles Francis Coe. Sus novelas atañen más a un sentido alegórico en el que se advierte una creciente atención por las conexiones entre la corrupción que se hospeda en los distintos estamentos de la sociedad (policial, jurídico, político). Resulta más patente a influencia de Burnett en Odds Against Tomorrow de William Peter McGivern –y por consiguiente, su adaptación cinematográfica presentada por Robert Wise con idéntico título– que en Lionel White. Empero, las diferencias se hacen más ostensibles en el plano técnico, que de alguna manera distinguen a Atraco perfecto como un film con entidad propia. En primer lugar, John Huston y su operador Harold Rosson planifican las escenas con una propensión a utilizar primeros planos –sobre todo en el tramo final de la huida de Dix Handley (Sterling Hayden) con su compeñera Doll (Jean Hagen)–. Es una forma de emplazar la cámara que no aprobaría Max Ophüls, y por tanto, uno de sus máximos admiradores, Kubrick. Tampoco en el empleo de la música se establece relación entre ambos films. Prácticamente, John Huston concentra la presencia de la banda sonora compuesta por Miklós Rózsa en el prólogo –una ciudad neoyorquina semidesierta que descubre a un “pistolero” acosado por la policía– y en el epílogo –el momento en el que Dix se dirige a Hickory Wood, una propiedad caballar en Kentuckey–. El resto del metraje está concebido sin ningún fondo musical. En este sentido, La jungla de asfalto conserva la misma estructura de los films negros de los años treinta, acaso porque Huston provenía del campo de la escritura de guiones al servicio de la Warner, y su conocimiento de la música cinematográfica se limitaba hasta entonces a los mínimos exigidos para un director. Hay otros elementos que muestran el carácter dispar entre Atraco perfecto y La jungla de asfalto. El final alegórico de La jungla de asfalto se contrapone con la conclusión en Atraco perfecto presidida por el azar. Un aspecto que si cabe la emparenta con un film previo de John Huston, El tesoro de Sierra Madre (1947), que se encuentra entre los predilectos de Kubrick. En Atraco perfecto todo el golpe está articulado como si se tratara de un mecanismo de relojería, que desencadena en un hecho fortuito –la presencia de un perro en la pista de despegue del aeropuerto–, el único elemento de distorsión, mientras que en La jungla de asfalto la falta de precisión y la celeridad con la que se comete el escalo conduce a una serie de fatalidades. En contrapartida, en mi opinión, una de las pocas analogías que se establece entre Huston y Kubrick es la manera de dibujar unos “perdedores” – independientemente del cargo que ocupen– y sobre todo en el perfil de los personajes interpretados por Hayden, el de un escéptico, duro y desarraigado tipo que no desea ligarse a nada ni nadie.
Aguilera, Christian, Stanley Kubrick. Una odisea creativa, Dirigido por, 1999, pp. 46-48.