2001: una odisea del espacio
2001: A Space Odyssey
Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter, Leonard Rossiter
- 139 minutos
El clásico de Kubrick narra la historia de la humanidad vinculando nuestros orígenes con los misterios del universo. Profundamente metafísica y sensorial, resulta difícil describir una clara sinopsis, pero los hechos centrales nos trasladan a una nave con un explorador espacial, tripulada por la inteligencia artificial HAL 9000.
- Ano:1968
- Países de producción: Estados Unidos, Reino Unido
- Guión: Stanley Kubrick, Arthur C. Clarke
- Fotografía: Geoffrey Unsworth
- Montaje: Ray Lovejoy
- Productora(s): Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Stanley Kubrick Productions
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2001: una odisea del espacio, explicada paso a paso, por Emilio de Gorgot (Jot Down)
Análisis de las distintas tramas del filme de Kubrick. Sirva a modo de carta de navegación.
Trailer del filme
Montaje de la restauración de 2014 que se proyecta en el CGAI
Stanley Kubrick. Filmografía completa
Paul Duncan
(Stanley Kubrick): “2001 es sobre todo una experiencia visual y no verbal. Evita la verbalización intelectual y apela al subconsciente del espectador, desde el punto de vista poético y filosófico. Por eso, la película es una experiencia subjetiva que llega al público en un nivel interior de consciencia, al igual que la música o la pintura”. (…) “Siempre he creído que la ambigüedad artística y veraz, si es lícito utilizar esta paradoja, es la forma de expresión más perfecta. A nadie le gusta que le expliquen las cosas. Pensemos en Dostoyevski: es extraordinariamente difícil adivinar su opinión acerca de sus personajes. Diría que la ambigüedad es el resultado de evitar verdades superficiales y convincentes”.
(…) Aunque la película permite todo tipo de interpretaciones, la obsesión de Kubrick por la minuciosidad y el detalle, junto con su visión cinematográfica, le llevó a investigar todos los aspectos de un futuro plausible para que pareciera real. Para la producción, que en junio de 1965 cambió Nueva York por los estudios que MGM tenía al norte de Londres, había que estar al día en cuanto a los últimos avances de la carrera espacial. El ruso Andréi Leonov se convirtió en el primer humano en surcar el espacio el 18 de marzo de 1965, el Ranger 9 ofreció por primera vez miles de fotografías detalladas de la Luna y el norteamericano Ed White repitió la hazaña de Leonov el 3 de junio. El equipo de la película visitó la NASA y las empresas que fabricaban las naves espaciales para los viajes a la Luna a fin de descubrir cómo eran y cómo funcionaban.
Sin embargo, el mayor reto que tuvo que afrontar fue cómo describir cosas que nunca se habían visto. Para ello, reunió un increíble equipo de expertos en efectos especiales. Cuando él y Clarke visitaron la Exposición Universal de Nueva York de 1964, Kubrick quedó tan impresionado por un documental de la NASA titulado To the Moon and Beyond (“Hasta la Luna y más allá”) que pidió a la empresa responsable que se ocupara parcialmente de la preproducción de su película. Douglas Trumbull y Con Pederson acabaron por trasladarse a Londres y Trumbull realizó una brillante carrera con trabajos como Las naves misteriosas (1971), Encuentros en la tercera fase (1977) y Blade Runner (1982). A Kubrick también le gustaron las nebulosas y constelaciones del documental de la National Film Board of Canada, Universe (“Universo”) (1959), por lo que fichó al equipo de producción para 2001. También volvió a contratar a Wally Weevers, el responsable de efectos especiales de Teléfono rojo. ¿Volamos hacia Moscú?, que realizó el mejor trabajo de su carrera, y pidió al veterano Tom Howard que repitiera la magia que había creado para El ladrón de Bagdad (1940) y El espíritu burlón (1945) y muchos de los largometrajes de ciencia ficción y fantasía dirigidos por George Pal. En total, esta colosal producción reunió a 25 expertos en efectos especiales, 35 diseñadores y 70 técnicos.
(…) Tras el primer pase para los ejecutivos de MGM, el cineasta hizo muchos cambios, incluso después del estreno. Muchos críticos y cinéfilos quedaron perplejos ante la cinta y habría que esperar un mes para que el boca a boca generara una taquilla sustancial. Pese a su coste, 10,5 millones de dólares, a finales de 1972 había recaudado 31. También le valió a Kubrick el único Oscar de su carrera, el de efectos especiales. Desde su estreno, la película se ha convertido en un mito y su fuerza permanece inmutable ante el paso del tiempo.
(Paul Duncan en Stanley Kubrick. Filmografía completa, Taschen, 2003, pp. 105-117)