La película embrujada. Mani Kaul y las figuras inconexas

Siendo niño, Mani Kaul tomaba su miopía por la visión normal. Quizá por eso, desde la primera vez que fue a ver una película usando gafas no pudo dejar de pensar en el cine. En el célebre Instituto de Cine tuvo como profesor a Ritwik Ghatak, quien junto a Robert Bresson le transformó como cineasta. La fusión del trabajo de ambos le hizo comprender que el cine debía trascender la ilustración de una idea en favor de la sensualidad, y que toda imagen es indescriptible e innombrable. Así, Kaul fue considerado como el primer cineasta «no literario» del cine indio.

En el estudio de la historia, la mitología o el folklore, así como de ciertas tradiciones como el haiku, la música tradicional india, la alfarería o la pintura en miniatura, Kaul encontró su propio modo de transponer al cine la lógica de la elaboración y la dispersión. Ejemplificadas en la improvisación en una sola escala propia de la música raga, era capaz de transformar cada figura, particular y enigmática, en un concierto de percepciones fluidas. Contra las convenciones de la convergencia narrativa y las habituales construcciones estructuradas, la sensación de un objeto podía ser filmada simplemente a partir de los volúmenes, los ángulos, la luz o el contraste. Poco a poco, Kaul pasó de la paradoja de la unidad al trabajo con la disyunción, y de centrar su atención en el espacio a concentrarse en el tiempo.

Además de cineasta, Kaul fue ceramista, profesor de música y de cine y escritor.

Francisco Algarín Navarro, Gonzalo de Lucas (comisarios del ciclo)

Agradecimientos: Gurudas Pai, Francisco Algarín Navarro, Gonzalo de Lucas, Gesa Knolle/Arsenal (Berlín), Marina Vinyes Albes/Filmoteca de Catalunya (Barcelona), Gloria Vilches/Xcèntric-CCCB (Barcelona).