Toni Erdmann
Toni Erdmann
Peter Simonischek, Sandra Hüller, Lucy Russell, Trystan Pütter, Thomas Loibl, Hadewych Minis, Vlad Ivanov, Ingrid Bisu, John Keogh, Ingo Wimmer
- 162 minutos
Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Lleva una vida muy ordenada hasta que su padre irrumpe en ella y le pregunta si es feliz, lo que provoca en ella un cambio interno. Su progenitor no deja de avergonzarla y poner patas arriba sus rutinas bajo el personaje ficticio de Toni Erdmann, un estrafalario alter ego con el que se infiltra en su día a día. Estorba, pero puede que sea para bien.
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'Toni Erdmann': el humor absurdo como terapia de choque
Crítica de Marta Medina en El Confidencial
Trailer del filme
Versión original subtitulada
Maren Ade: "La generación que luchó por la libertad se hunde y los culpables somos nosotros"
Entrevista por Begoña Piña (Público)
“¿De verdad eres un ser humano?” pregunta Winfried a su hija Ines, consultora de negocios en un mundo de tiburones excitados por el olor de los rendimientos y los beneficios. “Es una manera irónica de preguntarle si es feliz”, aclara la cineasta alemana Maren Ade, que se ha ganado la atención del mundo entero con su película –una película muy grande– Toni Erdmann. Historia de la relación entre un padre y una hija cada vez más distanciados, pero también retrato de una profunda ruptura generacional, el filme cuenta, además, la realidad de este mundo corroído por el feroz ultracapitalismo. [...]
Toni Erdmann, más allá de la relación padre e hija, revela un conflicto político entre dos generaciones.
Sí, me interesaba ese conflicto político. La generación de Inès cree que la generación anterior, la de su padre, ya lo ha conseguido todo y que no tienen que preocuparse de ellos. Además, es una generación, en cierto modo, enemiga de la anterior, que era la defensora de los Derechos Humanos. Ella hace una elección muy nihilista y el padre está muy incómodo con ello, porque él le enseñó otra cosa. Él inculcó a su hija el ideal de un mundo sin fronteras, unos principios de libertad y generosidad. Y ella es consultora de negocios, despide a obreros de una empresa para hacer subcontratas y que salga más rentable el negocio.
¿El mundo ha ido de un extremo a otro?
Bueno, él es muy naif, tal y como está el mundo hoy. Ella se da cuenta de que le enseñaron otra cosa, pero también le dice a su padre que el mundo ha cambiado. Aquella generación que luchó por la libertad es como una isla que se hunde y los culpables somos nosotros, nuestra generación. La libertad que quiso obtener la generación de Winfried acabó abriendo la puerta a un capitalismo desmesurado. Paradójicamente, supo darnos las herramientas para tener éxito en este mundo liberal, la flexibilidad, la confianza en nosotros mismos y el convencimiento de que no hay límites.
¿Ambientar la historia en el nuevo capitalismo rumano le ha permitido acentuar más ese enfrentamiento?
De Rumanía me interesaba mucho la relación entre dos mundos que aquí son Alemania y Rumanía. En la Unión Europea hay países, y no me gusta emplear estas palabras, pero así se entiende bien, más importantes que otros. La gente de los países ricos tendemos a actuar como si lo supiéramos todo.
¿A eso conduce el sueño europeo?
Es un camino equivocado. Quería mostrar el comportamiento de los alemanes, que se sienten superiores a los demás. Entran en un país conquistado y van a enseñar, su actitud es la de ‘yo sé más que tú’. Eso, por supuesto, se traslada a la jerarquía de las empresas de estos países. Inès se permite ser sarcástica, incluso sexista, cuando habla de Anca, su asistente. […]
La vergüenza está presente en ese reencuentro entre padre e hija. Ella se avergüenza de su padre, vergüenza ajena, y él, ¿se avergüenza de ver a su hija en ese mundo?
No intento que la gente se sienta especialmente incómoda viendo la película, pero… Reconozco que sí trabajé mucho con Peter Simonischek y le provoqué para hacer que incluso él se sintiera incómodo. La forma de hacerlo es obligar a alguien a hacer lo que no suele hacer. Sí quería sacar algo de esa vergüenza ajena. Por otro lado, no sé si es vergüenza lo que siente el padre. Sin embargo Inès sí siente vergüenza de su padre. Este es un sentimiento que nace muy temprano, tengo dos hijos y lo sé muy bien. ¿Por qué los padres avergüenzan a sus hijos? [...]