Pasión

El rodaje de Pasión llevó 45 días y fue una dura experiencia. El guion se había escrito de manera efervescente. Era más una descripción de estados que una secuencialización dramática tradicional. Normalmente, resolvía todos los problemas técnicos a los que pudiera anticiparme en la etapa de la escritura. Pero aquí decidí enfrentarme a estos problemas durante la filmación. En cierta medida tomé esta decisión por falta de tiempo, pero sobre todo porque me apetecía retarme.

Pasión fue también, en realidad, la primera película en color que Sven Nykvist y yo hicimos juntos. En ¡Esas mujeres! habíamos filmado en color acorde a las reglas habituales. Esta vez quisimos hacer un filme en color como nunca se había hecho antes. Contrariamente a lo que suele ocurrir en nuestras colaboraciones, aquí nos encontramos con conflictos sin fin. Mi úlcera intestinal acabó apareciendo y Sven sufrió de vértigo. Teníamos por ambición hacer un filme en blanco y negro en color, enfatizando varias tonalidades a través de una escala de color estrictamente definida. Resultó complicado. El negativo en color se exponía lentamente y nos pedían una iluminación muy distinta a la que haría hoy falta. El pobre resultado de nuestros esfuerzos nos confundía y, lamentablemente, reñíamos a menudo.

También era 1968. Las semillas de la rebelión de ese año comenzaron a brotar incluso en el equipo de Fårö. Sven tenía un asistente con el que ya habíamos trabajado previamente. Era un hombre bajo con gafas redondas, como en el servicio militar. Nadie había sido antes tan diligente y productivo como él. Ahora se había transformado en un activo agitador. Nos llamaba dictadores y creía que todas las decisiones artísticas debían tomarse entre todo el equipo. Yo dije que a todo aquel que no le gustase nuestra forma de trabajar podía volver a casa al día siguiente con el salario intacto. Lo que no iba era a cambiar mi método y calendario de rodaje y no pretendía aceptar decisiones artísticas que el equipo hiciese. Nadie se quiso marchar. Logré colocar al agitador en otras tareas y el rodaje de Pasión continuó sin más reuniones de protesta. La filmación, sin embargo, se convirtió en una de las peores de mi carrera, solo comparable a las de Esto no puede ocurrir aquí, Los comulgantes y La carcoma.

Extraído de la biografía de Ingmar Bergman Images: My Life in Film, Bilder, (Norstedts Förlag, Estocolmo, 1990)