
Las chicas están bien
Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero, Helena Ezquerro, Itsaso Arana, Julia León, Mercedes Unzeta, Gonzalo Herrero
- 85 min.
Un grupo de chicas se junta en una casa de campo durante una semana de verano para ensayar una obra de teatro. Durante la convivencia, intercambian sus saberes sobre la amistad, la actuación, el amor, la orfandad y la muerte; con la secreta esperanza de que compartir les hará mejores. Las chicas están bien es un cuento de verano con princesas, caballos, sapos, un fuego, una fiesta, un río, muchas cartas y hasta un príncipe despistado.
Ópera prima de la actriz y guionista Itsaso Arana, que aquí asume la dirección y el libreto en solitario tras firmar como coautora junto a Jonás Trueba en La virgen de agosto (2019). Trueba es productor en Las chicas están bien. Este grupo de Los Ilusos Films continúa haciendo un cine muy colaborativo y vivencial, que parte de la experiencia personal para atacar en este caso temas como la maternidad o el feminismo, y en el que los aspectos metacinematográficos son definitorios del relato y la forma.
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Close-Up: cine y perspectiva de género
Mesa redonda: por una programación plural
Las chicas están bien
Versión lingüística:VOFormato:DCPEntrada gratis.
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Close-Up: cine y perspectiva de género
Las chicas están bien
Versión lingüística:VOFormato:DCPEntrada gratis.
- Ano:2023
- Países de producción: España
- Guión: Itsaso Arana
- Fotografía: Sara Gallego
- Montaje: Marta Velasco
- Productora(s): Los Ilusos Films
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Entrevista a Itsaso Arana a propósito de ‘Las chicas están bien’
Mireia Iniesta (Transit. Cine y otros desvíos)
Trailer
VO
'Las chicas están bien': una luminosa celebración de la amistad femenina
Irene Crespo (Cinemanía)
Las chicas están bien es una película ensayo. Es un documental y es ficción. Es un cuento y es una larga conversación entre viejas y nuevas amigas. Es un rato en la vida de sus cinco protagonistas en un espacio y tiempo muy concretos: un verano en una casa de campo, conociéndose y practicando las líneas de la obra de teatro que interpretarán más adelante.
En este universo, Itsaso Arana, que dirige y escribe el filme, se ha dejado también el papel de directora y escritora. Y como su personaje, ella fue escribiendo y haciendo que la película creciera con cada charla entre ellas, con cada nuevo rato.
Las chicas están muy bien (a cada cual mejor en su papel, la propia Itsaso Arana, Bárbara Lennie e Irene Escolar, más conocidas; muy gratas sorpresas de Helena Ezquerro e Itziar Manero) porque están cómodas dentro de una incomodidad o, más bien, una aventura no tan fácil: ser ellas mismas, pero no serlo.
Cada una de las actrices ha prestado su nombre real al personaje, mucho de lo que cuentan es también su historia real, los gestos, las complicidades, las bromas son también las suyas. Todo eso suma a una naturalidad y complicidad buscadas y encontradas entre ellas y con los espectadores. Una naturalidad muy sensorial, además, que huele a verano, a hoguera de verano, a fiestas de verano en el pueblo.
En Las chicas están bien, Itsaso Arana ha dado el salto al abismo del que habla en la película. Después de su experiencia dirigiendo teatro en solitario, escribiendo con otras manos (La virgen de agosto, con Jonás Trueba), Itsaso Arana ha saltado al abismo que la separaba de ser solo actriz para ser, por fin, lo que siempre pensó que sería. Encontró lo que tenía que contar, algo propio que resultó ser muy de todas (y todos).
Entre las cinco, la charla a lo largo del filme va de interpretación y cámaras y cine, pero también, y, sobre todo, hablan de amor, de muerte, de vida. Es una conversación, sin embargo, no pensada desde la profunda trascendencia, sino desde el disfrute de un rato entre amigas, de gente en la que confías, a quien admiras, para pasar de la risa a la lágrima en cuestión de segundos.
Quiere dejar poso desde una ligereza entretenida. Se mueven en un hilo fino y difícil para, desde la vulnerabilidad, no caer en la sensiblería. Un reto complicado y superado gracias a que el filme no se fija en otro reflejo que en el de la tradición literaria y cinematográfica de las historias de mujeres y, principalmente, en el de la propia vida y las amistades.
Como pone en boca del personaje de Bárbara Lennie, la que más piensa en futuro por estar embarazada (también lo estaba en la vida real, y Arana adaptó el papel a su estado vital): “Las películas son cartas al futuro”. Cartas visuales y, en este caso, llena de palabras (como la que le escribe Itsaso para esa hija que vendrá).
Esta es una carta que habla de un pasado y de un presente para recordar por qué superar vergüenzas, por qué saltar abismos y por qué compartir historias siempre merecerá la pena.