François Truffaut

Después de una indómita trayectoria como crítico y de la dirección de tres cortometrajes, el cineasta francés François Truffaut (1932-1984) realiza su exitosa ópera prima larga Los cuatrocientos golpes (1959). El filme, muy personal, amargo y con numerosos componentes autobiográficos, se aproximaba a la compleja infancia de un niño con problemas de adaptación a su entorno llamado Antoine Doinel, interpretado por el adolescente Jean-Pierre Léaud, actor más tarde emblemático del cine del realizador y, por extensión, de relatos de autor exigentes y laboriosos.

Truffaut, auspiciado especialmente por la figura del crítico André Bazin, va a surgir simultáneamente como personalidad revulsiva de la publicación Cahiers du Cinéma y como brillante agitador de los nuevos cines, portavoz, de hecho, esencial de la Nouvelle Vague. De trayectoria precoz y ágil, autodidacta e independiente, popular y hasta metáfora social de la figura del director, su cine aparece coma una apasionante refundición de sus filias y obsesiones, tanto temáticas o biográficas como formales, con muchos títulos para el recuerdo, cumbres de la historia del cine que abarcan desde los triángulos amorosos de Jules y Jim o Las dos inglesas y el amor hasta el cine dentro del cine de La noche americana, ganadora del Óscar; de la saga Doinel a filmes que cuestionan códigos genéricos (toda la producción próxima al cine negro); de la luminosidad y la importancia de la educación y de la infancia (El pequeño salvaje; La piel dura) a lo mortuorio y testamentario (La habitación verde) pasando por el amor como obsesión (Diario íntimo de Adèle H.) o como ejercicio primordial (El amante del amor). Las edades de la vida, el sexo, la muerte, la relación entre el cine y la literatura, la importancia de las figuras tutelares y la pedagogía o el sincretismo de modos y motivos artísticos, configuran un corpus de 24 filmes dirigidos por él. Adaptador de autores tan variados como Ray Bradbury, Roché, Goodis, Irish o Henry James, su deliberado rechazo de un cine más conceptual, militante e intelectualizado hace entender el enfrentamiento contra algunos de sus antiguos correligionarios (Godard, sobre todo) y la evolución de su obra, progresivamente de un envoltorio más clásico, pero igualmente llena de agudeza y reflexión sobre el devenir de la imagen en movimiento.

La publicación en noviembre de 1967 de uno de los volúmenes más célebres dentro del ensayo fílmico, su libro de conversaciones con Alfred Hitchcock El cine según Hitchcock, resulta un excelente complemento a su papel de científico, un sabio francés, en el filme Encuentros en la tercera fase (1977) de Steven Spielberg. Reo de una pasión absoluta, sea como escritor cinematográfico, sea como actor o director, Truffaut siempre se va a encontrar en una pelea constante entre el retraímiento y la popularidad, entre la timidez natural y el reconocimiento, circunstancias que ayudan a releer su cine.

La Filmoteca de Galicia, después de varias iniciativas y focos relacionados con aspectos e influencias varias que impregnan su obra, dedica por primera vez un ciclo completo integrado por los filmes que dirigió este inolvidable artista francés.