
Kaza-Hana
風 花
Kyoko Koizumi, Tadanobu Asano, Kumiko Aso, Akira Emoto
- 116 min.
Yuriko decide ir a visitar a su hija, a quien dejó años atrás en su pueblo natal en Hokkaido cuando se mudó a Tokio. Sawaki, un joven funcionario, está bajo arresto domiciliario tras robar en un ultramarinos mientras estaba borracho. A pesar de ello, decide acompañar a Yuriko en un viaje tras el que ninguno de los dos espera tener donde volver. Shinji Sōmai, en la que sería su última película, juega con nuestras expectativas sobre estos jóvenes personajes al límite, mientras retrata majestuosamente el paisaje de Hokkaido como brillante escenario.
Imagen ©Be-WILD/TV Asahi/TOKYO FM
- Ano:2000
- Países de producción: Japón
- Guión: Raimi Mori, Sho Narumi
- Fotografía: Hiroshi Machida
- Montaje: Yoshiyuki Okuhara
- Productora(s): Be-WILD, TV Asahi, TOKYO FM
El coche y sus retrovisores
Son las road movies películas de viajes físicos y espirituales, en las que sus protagonistas habitualmente huyen de un pasado traumático. Kaza-Hana entra sin duda en esta categoría. Su originalidad estriba en la manera en que Sōmai ejecuta unos flashbacks que se van dosificando a cuenta gotas. Yuri y Sawaki se despiertan juntos al cobijo de un gran cerezo en flor. El paisaje es Hokkaido, la principal isla al norte de Japón, famosa por su nieve (y la cerveza de su capital, Sapporo, que Sawaki no deja de beber). Es de hecho el abuso etílico lo que ha llevado a esta extraña pareja allí, sin recordar bien cómo han llegado a ese lugar. Ambos están embarcados en un trayecto en coche a ninguna parte, perdidos. El espectador también. Sōmai dispone los elementos para trasladar ese mismo grado de confusión que sienten los protagonistas. Conforme avanza la trama, las piezas irán encajando y la identidad de ambos, sus motivaciones, quedarán resueltas. Kaza-Hana no es solo una singular road-movie, también es un filme romántico impregnado de una punzante melancolía. Sería la última obra de su realizador, acabada poco antes de fallecer de cáncer con solo 53 años.