
Pontevedra, cuna de Colón
- 23 minutos
Documental de 1927 que desarrolla la tesis del origen pontevedrés de Cristóbal Colón, defendido por varios historiadores citados en la película. La pieza tuvo dos versiones, estrenadas en 1927 y 1930 respectivamente, y cada una de ellas sirvió a Enrique Barreiro, una de las figuras más importantes del cine gallego en los años veinte y treinta junto con su hermano Ramón, como campo de pruebas en sus experimentos para dotar de color a la imagen cinematográfica. Concretamente, la versión de 1927 está realizada utilizando un sistema de color experimental de creación propia llamado Cromacolor. Material restaurado por Filmoteca Española, la pieza que se podrá ver recupera los colores originales de este trabajo pionero.
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Fóra de serie
Pontevedra, cuna de Colón
Versión restaurada Cromacolor (Filmoteca Española, 2020). Entrada de balde.
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Ciclo + de 100
Botadura del Acorazado Alfonso XIII
Pontevedra, cuna de Colón
Vigo. Reportaje Nº 15
Versión lingüística:VOFormato:35mm.A proxección complétase con Homenaxe a Sellier (Escola de Imaxe e Son, 1997). Entrada gratuíta.
- Ano:1927
- Países de producción: España
- Guión: Enrique Barreiro
En 'O cine en Galicia' (A nosa terra, 1997), pp. 172-175
Xosé Nogueira
Como en tantos otros casos, su temprana atracción por el cine había constituido en Enrique Barreiro una prolongación natural de su interés por los aspectos técnicos de la fotografia y de la toma de imágenes. Con respecto a este medio, su gran obsesión desde el primer momento será la consecución de un sistema de colorado para las películas, uniéndose así a la larga lista de experimentadores que, casi desde las primeras sesiones públicas del cinematógrato, trabajaron sobre los dos elementos que muchos consideraban necesarios para que el cine alcanzara las máximas posibilidades de verismo naturalista: el sonido y el color. Durante los primeros años 20 esas investigaciones se habían acentuado, dado que las experiencias de coloreado y protosonoridad desarrolladas hasta entonces presentaban una serie de limitaciones, de carencias técnicas, que seguían condicionando las posibilidades expresivas. El trabajo de Enrique Barreiro había corrido, pues, en paralelo con los progresos que estaban brotando en el resto del mundo en relación con la consecución del color (en los primeros años de la década se comienza a emplear el Technicolor bicromático) y con el registro del sonido (el procedimiento de sonido fotográfico —pista óptica lateral— Phonofilm, patentado por el ingeniero norteamericano Lee De Forest, entra en funcionamiento en 1923).
Tras tres años de investigaciones en esta línea, E. Barreiro obtiene en 1924 la patente para "Un nuevo procedimiento destinado a rendir en sus colores naturales las proyecciones de películas cinematográficas tomadas para este fin", a la que le seguirá en 1925 su sistema de "Perfeccionamiento en la cinematografía a colores naturales".
En el informe que presentó para el Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria de cara a la homologación oficial de este último proyecto —conseguida en el mes de julio—, se podía leer: "La presente invención se refiere a la cinematografía en colores naturales obtenida mediante un procedimiento a dos colores con el carmín y el azul-verdoso, que sustituyen con ventaja al rojo-anaranjado y al amarillo-verde empleados hasta aqui en otros procedimientos a bicolor; pues aquellos copian y reflejan los rayos azules del modelo original, formando un colorido más perfecto e inofensivo al órgano de la visión [...] comprende también la creación de películas teñidas por una máquina, que aplica sobre cada imagen positiva el color que éstas corresponda [...] pudiendo correrse en los proyectores de uso corriente sin que intervenga ningún obturador de colores".
Paralelamente, y junto con su hermano Ramón, había realizado una serie de filmaciones de prueba por la comarca pontevedresa —concretamente unas vistas del río Lérez y de la granja modelo del indiano Casimiro Gómez en Monte Porreiro— que presentará en el Teatro Principal a finales de ese mismo mes de julio. La presentación del nuevo procedimiento fue acogida con expectación y sus resultados en la pantalla exaltados por los cronistas de una buena parte de la prensa gallega allí congregados (el Diario de Pontevedra llegó a publicar un largo artículo titulado "El invento de un pontevedrés. La película en colores" [30-6-1925]). El acto tuvo repercusión incluso en algunos periódicos madrileños y del ámbito de la emigración.
A partir de ahí se abre un período en el que Enrique Barreiro realiza varios viajes (primero a Madrid y Bilbao, luego —por dos veces— a París) con el fin divulgar en los principales círculos profesionales su sistema, que se denominará Cinecromo. Al mismo tiempo, seguirá trabajando en los problemas técnicos que aún se le presentaban y, llegado 1927, comienza a preparar la que sería su primera producción comercial, un mediometraje documental centrado en la demostración de una tesis muy de moda en determinados círculos académicos y periodísticos locales de la época, que aseguraba poder documentar el origen gallego de Cristóbal Colón. El film, titulado Pontevedra, cuna de Colón, se estrenará el 2 de mayo de 1927 en el Teatro Principal de la capital pontevedresa "con una platea abarrotada y predispuesta a los sentimientos localistas".
Unos días antes del evento, el periodista de El Pueblo Gallego M. Rivas Villanueva había tenido una larga entrevista con E. Barreiro en su estudio en la que el investigador y cineasta realizó un completo repaso por la historia y vicisitudes de su invento en los cinco años que habían seguido a la concepción teórica del mismo. En ella recordaba que el primer obstaculo había sido la "falta de medios económicos; esta carencia de aparatos, máquinas, locales y materiales exprofeso para esta clase de trabajos retardaron mucho mi labor".
Superadas estas primeras trabas, había podido concentrarse en su trabajo: “Mis primeros ensayos tuvieron como base el conocido método tricromático, que aún es usado en casi todos los procedimientos de fotografía de colores (...) Consistía principalmente mi primer método, en tomar sobre la película cinematográfica, sucesivamente y en orden altemo fotografías seleccionadas, a través de filtros complementarios, rojos, verdes y violetas: por lo que al correrse la cinta en el aparato proyector, reconstituían la escena con sus colores naturales".
Barreiro había ofertado este sistema en Madrid al Dr. Mees, en aquel momento director técnico de la casa Kodak, aprovechando su paso por la capital en viaje de inspección, quien le hizo comprender que para conseguir una buena proyección de un positivo con los fotogramas filtrados de tres en tres se necesitaría un aparato que pudiera desarrollar una velocidad mínima de 48 fotogramas por segundo (el triple de la convencional por entonces), cosa que no era viable como luego comprobó: "Esta dificultad era insuperable, porque no hay máquina que pueda resistir mucho tiempo tal velocidad, ocasionando además una fuerte trepidación, que se reflejaba en la imágenes, molestando la vista del espectador".
La solución que articuló Barreiro fue recurrir a sendas películas negativa y positiva, inventando el tratamiento químico al que debían someterse. Mantenía que de este modo se alcanzaba una reproducción del color de mayor calidad y con menor coste que la presentada por los procedimientos existentes como el "Tecnic Color”.
Volviendo a Pontevedra, cuna de Colón, la película se define en sus títulos de crédito como "demostración gráfica documentada en dos partes" del nacimiento de Colón en Portosanto, en el ayuntamiento de Poio. Una propuesta visual que partía de los argumentos defendidos por el historiador Celso García de la Riega y sus continuadores Enrique Zas, Prudencio Otero Sánchez (autor del libro España, patria de Colón y asesor literario del film) y Rafael Calzada (publicista y jurisconsulto), y que pudo tener un precedente en una temprana cinta de José Gil, La patria de Colón, datada por García Fernández en 1910. Brevemente, el desarrollo viene siendo el siguiente: tras una exposición de los argumenos defendidos por los autores ya citados, desfilan unas vistas de los ríos Alba y Lérez y de la ciudad de Pontevedra, que preceden a las imágenes de unas ruinas donde la tradición oral del lugar situaba la casa natal del navegante. A continuación visionamos documentos presuntamente relacionados con su linaje y una serie de rótulos y mapas que señalan las coincidencias existintes entre una serie de topónimos de las Rías Baixas —Combarro, Sanxenxo, O Grove, A Toxa, Bueu, Placeres, Loira...— y otros correspondientes a lugares del Caribe "descubiertos" por Colón. El conjunto se completa con más vistas de Vigo, la ría de Pontevedra, la iglesia de San Bartolomé y el monasterio de Poio, para finalizar con la pregunta “¿Es posible seguir dudando de que Colón es gallego?”.
El film se pretende didáctico y demostrativo, para lo que Barreiro echa mano de algunos ingeniosos recursos —mapas, algún puntual virado en negativo, efectos de lupa— que, junto a los resultados de la última versión de su procedimiento de colorado, el Bicrom, en algunas partes del film, bien pudieron llamar la atención, si bien en su mayor parte ya venían de antiguo. Al menos, muestra un cierto cuidado y elaboración en su realización que por momentos lo aleja de los modos del documental turístico imperante, si bien la cámara no deja de acusar una exasperante morosidad y la película una ortopédica y rutinaria planificación que se limita a una alternancia de panorámicas a derecha e izquierda.
Parece que la colonia gallega en México se había interesado por el proyecto y había participado en su financiación. De hecho, un primer pase de prueba tuvo lugar en la mansión del ya citado Casimiro Gómez —propietario, entre otras cosas, de Aguas del Lérez—, que contaba con un proyector. La recepción dispensada al film no solo fue inmejorable en su estreno pontevedrés, también conoció una notoria divulgación en los medios escritos y supuso un fuerte impulso a las actividades de Barreiro. Como ya ocurriera un par de años antes, el interés por las mismas y por el film resultante desbordó el ámbito local o gallego y fue recogido tanto en las páginas de diarios como ABC y La Vanguardia como en publicaciones vinculadas al mundo de la emigración. Acuña recogió el interés de la bonaerense revista Céltiga, que insertó diversas informaciones sobre Pontevedra, cuna de Colón, al tiempo que presentaba a Casimiro Gómez como principal financiador de los experimentos de E. Barreiro con el cine en colores.
Tras este inicial éxito, los hermanos Barreiro intensificarán su dedicación al cine desde distintas perspectivas (investigación, producción, realización).