
Una noche sin saber nada
A Night of Knowing Nothing
Bhumisuta Das
- 99 min.
La correspondencia entre dos amantes separados por miles y miles de kilómetros sirve a la directora de La luz que imaginamos para componer un hermoso homenaje al sistema educativo indio, un sistema con graves señales de precariedad y desprotección. Ojo de Oro al Mejor Documental en la Quincena de Realizadores de Cannes 2021.
- Ano:2021
- Países de producción: Francia, India
- Guión: Payal Kapadia, Himanshu Prajapati
- Fotografía: Ranabir Das
- Montaje: Ranabir Das
- Productora(s): Petit Chaos
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Payal Kapadia y A Night of Knowing Nothing
Lucía Salas (La Rabia)
Trailer
Subtítulos en inglés
Comentario sobre el filme
Devika Girish (Film Comment)
Ambientada principalmente en el Instituto de Cine y Televisión de la India (FTII), donde Kapadia y varios de sus principales colaboradores estudiaron cine, la película une una serie de crepusculares imágenes documentales de universidades públicas de toda la India -que abarcan juergas nocturnas, reuniones en el campus, creación artística, enardecidas protestas y brutal violencia policial- con un tenue hilo de ficción: la voz en off de una estudiante de cine que lee en voz alta cartas a un amante separado de ella por su familia de casta superior.
Kapadia empezó a rodar Una noche sin saber nada a raíz de una huelga estudiantil en el FTII en 2015 (cuyos participantes, incluida Kapadia, siguen enfrentándose a represalias legales) contra el nombramiento por parte del gobierno de Narendra Modi de un actor de televisión y político de derechas como nuevo presidente de la universidad. Pero la película acabó ampliándose para seguir la ola de movimientos que han estallado en las universidades de la India en los últimos cinco años, en protesta por una serie de agresiones políticas: subidas de tasas, privatización, censura, islamofobia, discriminación de castas. El resultado es tanto una elegía a la promesa utópica de la educación pública en la India como una interpelación a la responsabilidad pública del artista. ¿Qué significa crear frente a la destrucción? ¿Preocuparse por la belleza frente a la fealdad desenfrenada?
La falsa dicotomía que subyace a estas cuestiones, que separa la estética de la política, se deshace en Una noche sin saber nada. Aquí, la belleza surge como su propia forma de resistencia, y la resistencia surge como algo bello, un lugar de reimaginación creativa. El uso texturizado que Kapadia hace de la oscuridad y la luz, y en particular su inspirado juego con el sonido no diegético, dan forma al sentimiento de protesta, a las energías que unen a individuos dispares en actos de articulación colectiva. Una multitud palpita en el exterior de la famosa Universidad Jawaharlal Nehru con sonoros cánticos de «¡Azadi!» (libertad); una cámara en mano recorre los carteles de protesta invocando a Eisenstein y Pudovkin; en un desenlace desgarrador, el narrador cuenta entre lágrimas una pesadilla -¿o es un recuerdo?- sobre unos amigos atrapados en una represión policial en una manifestación, mientras vemos un largo y atroz vídeo de circuito cerrado de televisión de policías irrumpiendo en la biblioteca de la Universidad Jamia Millia Islamia en 2019.
El cineasta Ritwik Ghatak -cuyo retrato se vislumbra en la película, adornando una de las paredes del FTII- escribió sobre la vocación del cine: «Un millón de puños cerrados se elevan hacia el cielo afirmando militantemente su existencia, incluso cuando los rayos de un sol incipiente caen oblicuos sobre un ramillete de arrozales, tocando sus bordes y convirtiéndolos en líneas brillantes. El cine habla de ambas fronteras, combate ambas luchas». El sol aún no ha salido en Una noche sin saber nada, pero en la oscuridad de una larga noche, lucha en ambos frentes.