
Una jornada particular
Una giornata particolare
Sophia Loren, Marcello Mastroianni, John Vernon, Françoise Berd, Patrizia Basso
- 106 min.
6 de mayo de 1938. Roma ha preparado un desfile de honor a Hitler con motivo de su visita para encontrarse con Mussolini. Toda la ciudad está volcada en el recibimiento. Pero en una casa de vecinos, una ama de casa, madre de seis hijos, y un locutor de radio que, por algún motivo, teme a la policía, permanecen al margen de las celebraciones fascistas. Entre ambos se establece una afectuosa relación, llena de emociones y confidencias.
- Ano:1977
- Países de producción: Canadá, Italia
- Guión: Ettore Scola, Ruggero Maccari
- Fotografía: Pasqualino De Santis
- Montaje: Raimondo Crociani
- Productora(s): Compagnia Cinematografica Champion
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Una jornada particular, un amor imposible bajo el fascismo arrasador
Javier Puig (Mundiario)
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Homenaje a Ettore Scola
Días de cine (La 2)
Tráiler
Versión inglesa sin diálogos
La cara oculta de la historia
Una jornada particular se abre con imágenes de noticiarios de la visita de Hitler a Roma el 6 de mayo de 1938. Inmediatamente Scola prosigue su filme con un conjunto de planos generales que nos muestran el arrebatador complejo Palazzi Federici en la calle XXI Aprile de Roma; viviendas de estilo racionalista obra del arquitecto Mario De Renzi, que empezaron a acoger a sus primeros inquilinos en 1937, pocos meses antes de la acción de la película. Banderas nazis y fascistas adornan los balcones, por lo que tiempo y espacio quedan perfectamente definidos en estas dos primeras secuencias.
Hitchcock lo habría gozado rodando aquí La ventana indiscreta. El acceso a los inmuebles se realiza por escaleras que sobresalen de las fachadas, en una suerte de torres de grandes ventanales. Las mismas dan a un gran patio interior, por lo que una persona que se sitúe en el centro –véase, una entrometida portera– tendrá una visión panóptica de los movimientos de los vecinos. Esta “particular” convivencia comunitaria contrasta con el espacio interior en que se desarrolla buena parte de la cinta.
Antonietta (Sophia Loren) y Gabriele (Marcelo Mastroianni) no acuden ese día a las celebraciones en la vía pública para vitorear al Führer. Ella, ferviente fascista, debe quedarse en casa para trabajar para su marido y sus seis hijos. Él no quiere tener nada que ver con Hitler y Mussolini. La escena en la que conocemos al personaje de Mastroianni no lo evidencia, pero es obvio que se trata de un hombre que se opone al régimen y actúa con cautela cuando una casualidad provoca que conozca a Antonietta. Poco a poco, van desvelando sus frustraciones en un encuentro que resultará vital para ambos.
Al escoger a Loren y Mastroianni cuando tenían 42 y 52 años respectivamente –edad que los productores consideraron demasiado avanzada cuando se propuso el casting–, Scola estaba realizando una elección muy consciente. Considerados los sex symbols del cine italiano por excelencia, el director los sitúa en personajes que esconden muchas frustraciones, no solo sexuales, pero éstas son particularmente importantes. En un régimen que imponía taxativamente una masculinidad férrea y un ideal de mujer uniforme, Antonietta y Gabriele presentan una cara pública y otra privada que son opuestas –uno de los personajes lo descubre en el transcurso del filme, vive no solo en una cárcel de hormigón, sino también en una mental de confección propia. La forma en la que se usa el espacio arquitectónico refuerza estas intenciones de Scola, como también lo hace la innovadora, podríamos decir incluso que experimental fotografía de Pasqualino De Santis. Rodada en color, la película fue expuesta a varios procesos de etalonaje hasta conseguir una tonalidad sepia que se corresponde con las imágenes de archivo, las oficiales del régimen. Describe así Scola una realidad gris para los protagonistas, pero ciertas decisiones cromáticas destacan algunas tonalidades, aumentando la expresividad de colores específicos. Ocurre sobre todo en los primeros planos y en los subjetivos. El director nos sorprende con unos cuantos de estos, es también Una jornada particular un filme sobre reeducar la mirada. Estos colores estuvieron perdidos durante mucho tiempo, pero la restauración de 2014 ha logrado recuperarlos.
La cinta fue un éxito de público y crítica. Se recibió calurosamente en Cannes y, tras una ristra de premios, supuso la segunda nominación al Oscar para Marcelo Mastroianni.