Serpent’s Path
Hebi no michi / 蛇の道
Sho Aikawa, Teruyuki Kagawa, Hua Rong Weng, Yûrei Yanagi
- 86 min.
Después de que su hija de 8 años sea raptada y asesinada, el yakuza Miyashita (Teruyaki Kagawa) busca venganza. A él se le une un misterioso personaje (Sho Aikawa) con el fin de ayudarle.
Foto ©1998 Kadokawa Pictures
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Kiyoshi Kurosawa: La venganza de la soledad
Serpent’s Path
Versión lingüística:VOSGFormato:35mm.Entrada de balde.
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Kiyoshi Kurosawa: La venganza de la soledad
Serpent’s Path
Versión lingüística:VOSGFormato:35mm.Entrada de balde.
- Ano:1998
- Países de producción: Japón
- Guión: Hiroshi Takahashi
- Fotografía: Masaki Tamura
- Montaje: Kan Suzuki
- Productora(s): Daiei
Venganza y bajos fondos en universos narrativos paralelos (o el díptico Niijima)
Luis Baena (Cine Divergente)
Kurosawa, en general, es un autor más acumulativo que narrativo o expositivo, aunque en Serpent’s Path quizás estemos ante la película más “matemática” del director japonés a nivel narrativo. En esta película hay una vuelta de tuerca muy interesante sobre el concepto de “master of puppets”, un misterio que se resuelve hacia el final. Kurosawa actúa como narrador como si estuviera realizando una fórmula matemática de Niijima, misterioso personaje que desde el principio ayuda a Miyashita (Teruyuki Kagawa) a vengar la horrible muerte de la hija de este último a manos de un asesino vinculado a una organización criminal. El secuestro del primer sospechoso para torturarlo acaba revelando poco a poco una red criminal aún mayor que también se dedica a la producción y distribución de snuff movies. Cada secuestro de nuevos sospechosos y cada avance en la investigación particular de los vengativos personajes principales termina desvelando otras tramas, en una escalada narrativa que nos lleva a un final muy perturbador, pero poco misterioso (al contrario que en Cure). Una suma de elementos que desemboca en un gran truco final cerrando un círculo de venganzas.
Pero lo más interesante de esta película no está en su desarrollo, sino en algunos elementos visuales y formales dignos de destacar, como el uso insidioso de grabaciones (una idea que el guionista Hiroshi Takahashi también usa en The Ring [Ringu, Hideo Nakata, 1998] ), o una puesta en escena en interiores muy perturbadora en el uso de travellings dentro del plano (algunos parecen falsos planos en primera persona), y que acrecientan la sensación de que siempre hay alguna presencia misteriosa observando las acciones de los personajes, en especial en la nave donde Miyashita y Niijima encadenan y atormentan a los sospechosos de haber torturado y asesinado a la hija del primero.
Aunque parece que el leitmotiv de Eyes of the Spider también es la venganza por el secuestro y asesinato de la hija de Niijima, el hierático protagonista, rápidamente la película abandona esta premisa para adentrarse en su vida íntima tras vengar a su hija, algo que sucede en los primeros cinco minutos. Niijima es uno de los muchos personajes grises e impasibles que circulan sin un objetivo vital claro por el universo creativo de Kurosawa hasta que lo excepcional trastoca sus vidas. Se trata de un oficinista desencantado de su trabajo y de la vida con su mujer, con la que comparte comidas y poco más a pesar del trauma que tienen ambos por el asesinato de su hija, como refleja muy bien el hecho de que ninguno de los dos se haya atrevido a limpiar la habitación de la niña. Lo excepcional llega gracias a la aparición de Iwamatsu (Dankan), antiguo compañero de facultad de Niijima, quien le ofrece una nueva oportunidad laboral en “import-export”. Niijima acepta sin saber que Iwamatsu trabaja para una organización criminal que usa a su equipo para liquidar a los que no pagan las deudas contraídas.
Tanto Iwamatsu como liquidador como Niijima como oficinista realizan sus labores con apatía y aburrimiento, aunque el día a día juntos genera una cierta unión que choca con los intereses de los mandamases de la organización criminal. En este momento donde el humor absurdo y las situaciones un tanto extravagantes entran en escena: el jefe mafioso es un friki apasionado de la geología y al que le gusta jugar al “aquí te pillo” con sus subordinados; el grupo de Iwamatsu, Niijima y sus matones van a pescar juntos; etc. Estas rupturas de tono parecen sacadas directamente de una película de Kitano, así como un final lleno de sangre y muerte sin demasiado sentido.
Pero dentro de esta película, que bordea lo anecdótico, hay una escena que sintetiza de manera excelente cómo lo fantasmal/fantástico rompe lo cotidiano en el cine de Kurosawa: Niijima vuelve de una jornada de trabajo y se encuentra a su mujer sollozando porque ha visto a su hija en la habitación, entonces se asoma a la estancia y, en un corte muy abrupto del plano, aparece la niña, para en un siguiente corte desaparecer. Lo ambivalente, donde Kurosawa es un maestro, se resume en esta escena, en la que no sabemos si hemos asistido a una aparición fantasmal o es fruto del trauma psicológico de los personajes.