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Ode to Mount Hayachine [Oda a la montaña Hayachine]
Hayachine no fu / 早池峰の賦
- 184 min.
Cerca de la montaña Hayachine, dos grupos de bailarines y músicos interpretan una danza preservada generación tras generación, el kagura, que combina rituales, leyendas mitológicas y episodios históricos. El sinuoso retrato de la vida en estas comunidades abraza un año completo, en que la música (los festivales y las tournées) o la artesanía (la morfología de las máscaras) confluyen con la agricultura (la silvicultura y el cultivo del tabaco) o la arquitectura (la demolición de los tejados de paja).
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Ampliar los afectos. El cine de Sumiko Haneda
Ode to Mount Hayachine [Oda a la montaña Hayachine]
Versión lingüística:VOSGFormato:16mm.
- Ano:1982
- Países de producción: Japón
- Guión: Sumiko Haneda
- Fotografía: Junichi Segawa, Kiyoshi Nishio
- Montaje: Sumiko Haneda
- Productora(s): Mitsuru Kudo
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'Hayachine no fu' ('Oda al Monte Hayachine'). Capturando el flujo siempre cambiante de la historia
Matteo Boscarol (Lumière. Especial Sumiko Haneda)
Extractos de la introducción al filme en el cine del Institute of Contemporary Arts (Londres)
Ricardo Matos Cabo
Ode to Mount Hayachine, la segunda película independiente de Haneda, comenzó como una idea a mediados de los sesenta, pero no se completó hasta 1983. La idea de la película se le ocurrió a Haneda cuando presenció una representación del kagura de Hayachine, una danza ceremonial tradicional de origen místico y religioso, representada en la prefectura de Iwate, región de Tōhoku, en el noreste de Honshū. No pudo filmarla hasta varios años después, en 1979, en estrecha colaboración con la comunidad del pueblo y un pequeño equipo (que incluía contribuciones de varios directores de fotografía, como Segawa Jun'ichi y Nishio Kiyoshi, con los que colaboró a lo largo de los años). Rodada a lo largo de tres años, es una obra de inmenso alcance creativo y, como otras obras de la cineasta, es el resultado de larga observación y de investigar. Inicialmente, produjo una película más convencional de 50 minutos para Iwanami, Hayachine: Village of the Kagura (Hayachine: Kagura no sato, 1981), que se centraba principalmente en la historia y las representaciones del kagura y le permitió recaudar fondos y prepararse para hacer una película más larga. Inicialmente un género musical y danza tradicional de montaña, el kagura ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de los años, adaptándose a los cambios sociales y culturales de los lugares que han influido en sus formas. En la película, Haneda registra meticulosamente dos formas de kagura en dos pueblos cercanos, Take y Ōtsugunai, uno en las montañas y otro en las faldas de las mismas. Las diferencias de origen y ejecución, los elementos religiosos en las danzas y su secularización, y la historia de las familias y hogares que las practican, transmiten y conservan dotan a la película de su carácter.
Dada la oportunidad y la financiación para seguir trabajando independientemente, Haneda hizo una película diferente y más larga, que ponía en el centro el monte Hayachine y el entorno que dio origen al kagura. Ode to Mount Hayachine es una película sobre la desaparición gradual de la vida tradicional en las aldeas japonesas y un retrato de estas comunidades rurales en la transición de los años setenta a los ochenta. El rodaje de la película coincidió con el abandono de las formas tradicionales de agricultura y la progresiva desertización del campo. En ella, vemos la cuidadosa y prolongada preparación de las hojas de los puros Nambu, cargadas principalmente por las mujeres del pueblo. Seguimos todo el ciclo de producción de tabaco a través de las estaciones, desde la cosecha al secado de las hojas y la venta del producto en el mercado de la ciudad (un comentario sobre la centralidad de la agricultura tradicional en la cambiante economía de estos hogares).
En las décadas de 1970 y 1980 se produjo en Japón un renacimiento de la etnografía crítica y un mayor interés por el estudio del folclore en las disciplinas escénicas, la música y el arte. Haneda evita los trampas de la nostalgia folclorista - el llamado «retro boom» - y la esencialización de los campesinos. Muchos matices emergen a medida que revela las jerarquías que rigen la vida de las comunidades que filma, sus diferencias y cómo la la modernidad impregna cada gesto y cada objeto. El portugués Paulo Rocha, que colaboró con Haneda en su película La isla de los amores (A Ilha dos Amores, 1982), rodada en parte en Japón, escribió lo siguiente sobre Ode to Mount Hayachine: «Para Haneda, los dioses de la montaña, los productos de plástico en las pequeñas tiendas del pueblo, la gente que baila kagura, y los turistas son igual de apasionados y fantásticos. Todo es igual de importante para ella en su mirada carente de sentimentalismo. El pasado y el futuro, la naturaleza y las montañas y ciudades». (…)
Ode to Mount Hayachine fue uno de los primeros documentales estrenados comercialmente en Japón. La película triunfó entre las comunidades de Iwate y fue un inesperado éxito nacional. Se proyectó en Tokio como parte del programa Équipe de Cinéma en la sala Iwanami. Fundado en 1974, el Équipe de Cinéma tenía como objetivo presentar, distribuir y promocionar películas extranjeras, independientes y de arte y ensayo en Japón. Esta actividad llevó a la creación del Festival Internacional de Cine Femenino de Tokio en 1985, en el que Haneda participó proyectando sus películas y formando parte de talleres y debates.