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Las señoritas cumplen 25
Les demoiselles ont eu 25 ans
Jacques Demy, Mag Bodard, George Chakiris, Danielle Darrieux, Catherine Deneuve
- 67 min.
Presentada en el Festival de Cannes de 1993, un tributo al rodaje de Les demoiselles de Rochefort, emprendida por Jacques Demy en 1966. La ciudad de Rochefort organiza 25 años después una gran fiesta. Varda filma un documental vivaz que acumula desde personajes de Rochefort hasta presencias como Catherine Deneuve y Jacques Perrin.
- Ano:1992
- Países de producción: Francia
- Guión: Agnès Varda
- Fotografía: Stéphane Krausz, Georges Strouve, Agnès Varda, Alexandre Auffort, Patrick Mounoud, Stéphane Krausz
- Montaje: Agathe Devaux-Charbonnel, Hadjila Nezlioui
- Productora(s): Ciné-Tamaris
Las señoritas tienen 25 años: el recuerdo de la felicidad y la melancolía
Inma Merino
Les Demoiselles ont eu 25 ans es un documental concebido para celebrar el 25 aniversario del rodaje de Las señoritas de Rochefort que tuvo lugar en dicha localidad del Charente Marítimo. En ella participan actores, figurantes y habitantes de la ciudad que evocan su experiencia de la película posiblemente más feliz de Jacques Demy. Así lo creía Varda, según la cual el cineasta quiso realizar musicales para expresar un deseo de felicidad, tan asociada al género, sin poder evitar que apareciera la tristeza de un drama (Los paraguas de Cherburgo) y hasta la tragedia (Una habitación en la ciudad). El caso es que Varda consideraba que la película sobre los deseos de las gemelas Solange y Delphine Garnier (interpretadas, respectivamente, por las hermanas Françoise Dórleac y Catherine Deneuve) era la película más luminosa de Demy, aunque entre sus personajes haya un siniestro asesino de mujeres. Pero, además, recuerda el rodaje como una experiencia feliz. Hacia el final de Les Demoiselles ont eu 25 ans, Varda comenta: “El recuerdo de la felicidad quizás aún es la felicidad”. Ciertamente, a pesar de la melancolía que se agarra al documental a través de la presencia de los ausentes, aún aparece la felicidad en la evocación de la vivida durante aquel rodaje, como transmiten unas imágenes filmadas por la propia cineasta que podrían haber constituido una especie de making of de la célebre película de Jacques Demy. Sin embargo, no fue así porque la tristeza apareció pronto. Mientras procedía al montaje de sus imágenes, Varda supo que Françoise Dorléac había muerto en un accidente de coche. Era el 21 de junio de 1967, unos meses después del rodaje de Las señoritas de Rochefort. En el momento de saberlo, mientras la pantalla reproducía un primer plano de la actriz recién fallecida, Varda abandonó la sala y el montaje de las imágenes, que no volvió a ver y, como efecto de un trauma, hasta olvidó, hasta que, pasado el tiempo, las recordó, decidió buscarlas y reencontrarse con ellas cuando se planteó el documental a propósito del 25º aniversario de les demoiselles.
En este documental se percibe una melancolía, pero en tensión con una vitalidad que, a pesar de todo, palpita en todas las películas de la cineasta rodadas después de la muerte de su querido Jacques. Están habitadas por un fantasma, pero a la vez animadas por el deseo de mantener presente al ausente, de dialogar con su obra y hasta de continuarla. El cine como memoria y deseo de “mantener vivos” a los muertos; la vida como experiencia de la ausencia. El caso es que, como puede suponerse, en Les Demoiselles ont eu 25 ans no solo pesa la ausencia/presencia de Demy, sino también la de Françoise Dorléac. Del recuerdo del pasado y de las emociones del presente habla Catherine Deneuve sentada cerca de un balcón de la sala (en un edificio de la plaza Colbert) donde rodó las clases de música y danza junto a su hermana Françoise Dorléac: “Estamos celebrando una obra intemporal, pero a la vez esto nos devuelve a la realidad del presente porque, al fin y al cabo, somos nosotros, soy yo, 25 años después. (….) Oigo la música de la película, sé que más tarde tendrá lugar la proyección. Sé que esto será placentero, pero también sé que será melancólico. Lo importante es la fidelidad a la memoria, pero no me dejaré llevar por las emociones demasiado dolorosas… espero”. Entonces Catherine Deneuve calla y sonríe, pero la cámara continúa filmándola hasta que la actriz deja de sonreír, parece dudar y mira hacía la plaza. ¿Le ha llegado una emoción dolorosa? ¿O la actriz no sabe cómo continuar “actuando” ante la cámara? Este momento de incertidumbre invita a la reflexión sobre lo que somos (y/o lo que representamos) ante una cámara: una vez deja de hablar, como si hubiese terminado lo que quería decir y así su propio “guion”, en el silencio que se crea en la duración del plano, que Varda mantuvo en el montaje, ¿la actriz tuvo un gesto fuera de su control? ¿Hemos de suponer que este gesto dubitativo, incierto, revela alguna cosa más profunda y verdadera más allá de las palabras que el cine registró?
Inma Merino, extractos de la publicación que acompaña la edición en BR del 'Universo Agnès Varda' (ed. Avalon, 2024).