
La novia del pirata
La fiancée du pirate
Bernadette Lafont, Georges Géret, Henri Czarniak, Claire Maurier, Julien Guiomar, Jean Paredes, Pascal Mazzotti, Jacques Marin, Michel Constantin, Louis Malle
- 107 min.
Tras la muerte de su madre, cansada de los abusos de sus vecinos, una mujer decide empezar a cobrar a todos aquellos que quieren mantener relaciones sexuales con ella, poniendo patas arriba el orden establecido en el pueblo.
«Creo que la razón por la que algunos hombres se posicionaron tan abiertamente en contra de la película era que el concepto del pecado no jugaba ningún papel. La prostituta es una mujer, un ser humano, y no solo una mujer sino además una mujer que castiga a otros y no paga ningún precio por ello… y eso no se puede permitir. Me decían -en los momentos que tenía problemas para proyectar la película- “si al menos muriera”… ¡pero yo no quiero que muera! ¡Es increíble!». (Nelly Kaplan)
- Ano:1969
- Países de producción: Francia
- Guión: Michel Fabre, Nelly Kaplan, Claude Makovski, Jacques Serguine
- Fotografía: Jean Badal, Jean Monsigny
- Montaje: Noëlle Boisson, Nelly Kaplan, Gérard Pollicand
- Productora(s): Cythère Films, Paris-Films Productions
Juegas con ella, pagas
J. Hoberman (New York Times)
La película, estrenada en Francia como “La Fiancée du Pirate”, está ambientada en el pueblo ficticio de Tellier (una alusión al cuento de Guy de Maupassant sobre prostitutas de vacaciones, adaptado en Le Plaisir de Max Ophüls). Marie (Bernadette Lafont) es una sirvienta de aspecto adusto que, entre otras indignidades, es presa sexual de los hombres del pueblo, así como de su jefa (Claire Maurier). Después de que su madre, vilipendiada por gitana, muera atropellada por un conductor que se da a la fuga, Marie decide cobrar a los Tellier los favores sexuales que hasta entonces le habían arrebatado.
Autoliberada, su aspecto cambia. Tras aplicarse un cosmético a base de bayas trituradas y organizar un velatorio pagano para su madre, Marie se vuelve mágicamente irresistible. En una entrevista reciente con la periodista cinematográfica Joan Dupont, Kaplan describió a su protagonista como “una bruja que no se deja quemar”. En efecto, Marie es una Circe que no necesita convertir a sus admiradores en cerdos: Ya lo son.
Marie desconcierta y humilla a la gente del pueblo a cada paso, desplumando a unos, rechazando a otros y chantajeándolos a todos. Sus seducciones y transacciones van acompañadas de la alegre canción “Moi, je me balance”, escrita y cantada por la célebre artista de cabaret Barbara (Monique Serf). “La bruja les ha hechizado”, se queja un zoquete acerca de los enamorados pueblerinos. Es una frase que Kaplan podría haber oído en vida. Nacida en Buenos Aires en 1931, se trasladó a París a los 22 años, donde fue acogida en el círculo de viejos surrealistas de André Breton, se relacionó con el venerable cineasta Abel Gance y dirigió un bien recibido retrato documental de Pablo Picasso. La novia pirata fue su declaración de independencia.
Lafont, una incondicional de la nueva ola que debutó en la pantalla en un cortometraje de François Truffaut, impregna a su personaje de la implacabilidad de un protagonista de Brecht. En su crítica generalmente favorable, Vincent Canby, de The New York Times, escribió que “interpreta a Marie con una especie de ira intelectual sin sexo, que hace que todo el alboroto sobre su legendaria sensualidad sea aún más gracioso de lo que podría ser si fuera una adolescente vaporosa”. (Según Kaplan, Lafont “realmente no lo entendía, pero estuvo genial de todos modos”).
La novia del pirata es implacablemente anticlerical y antiburguesa. Sin embargo, por muy provocativamente caricaturesca que sea, la película se siente más cercana a los espectáculos “Off Broadway” montados por la Playhouse of the Ridiculous a finales de los años sesenta.
Aunque muy de su época, La novia del pirata se mantiene sorprendentemente fresca después de 50 años. El triunfo de Marie no es sólo una victoria para su género y clase sino, dada la naturaleza explícitamente xenófoba del petulante orden patriarcal que ella trastorna, una victoria para los forasteros y marginados de todo tipo.