Jacquot de Nantes
Philippe Maron, Edouard Joubeaud, Laurent Monnier, Brigitte De Villepoix, Daniel Dublet
- 120 min.
Tributo de Varda a su desaparecido marido. Pareja hasta su fallecimiento, la autora presenta una evocación y recreación de su infancia. Fascinado por las artes y el espectáculo (teatro, cine, marionetas, opereta) compra una cámara y hace un filme aficionado, mientras crece en un taller en el que a todos les gusta cantar. Filmada en Nantes a las orillas del Loira, esta deliciosa película fue presentada en la Selección Oficial de Cannes 1991.
- Ano:1991
- Países de producción: Francia
- Guión: Agnès Varda
- Fotografía: Patrick Blossier, Agnès Godard, Georges Strouve
- Montaje: Marie-Josée Audiard
- Productora(s): Ciné-Tamaris, La Sept Cinéma
Jacquot de Nantes: un acto de amor
Inma Merino
El origen de Jacquot de Nantes está en los recuerdos sobre su infancia y su adolescencia que Jacques Demy escribió cuando, enfermo de sida, prácticamente se recluyó en su casa. Al darle a leer estos escritos a Varda, esta le comentó que saldría una buena película de esas memorias de sus primeros años. Él le dijo que no tenía las fuerzas para hacerlo y que, por tanto, ella debía convertirlos en imágenes. La cineasta le preguntó si le gustaría y obtuvo una respuesta afirmativa que interpretó como una petición discreta, pero deseada. Así que asumió el encargo como un acto de amor: sintió que tenía que realizar esa película por y para Jacques. Así pues, Jacquot de Nantes es una película originada y fundamentalmente inspirada en los recuerdos de Demy cuando su enfermedad le hizo consciente del final de su vida, pero Varda ha dicho en diversas ocasiones que, de hecho, contiene tres películas. Una, rodada en blanco y negro en homenaje a los filmes de los años treinta y cuarenta que maravillaron a Demy, intenta narrar de la manera más simple posible la historia de Jacquot de los 9 a los 19 años, es decir el periodo en que descubrió fascinado el mundo del espectáculo, incluido el del cine, y decidió, en contra del criterio paterno, convertirse en cineasta en un mundo marcado por la Segunda Guerra Mundial. Otra se plantea qué momentos de vida o circunstancias familiares inspiraron ciertas escenas y personajes de algunos filmes de Demy, mostrando en consecuencia los extractos correspondientes, y a la vez imagina situaciones de la infancia de Jacquot a partir de determinados fragmentos de películas del cineasta. Y, finalmente, hay otra construida con imágenes de Jacques Demy (incluidos momentos en los cuales, dirigiéndose a la cámara, él mismo explica detalles relativos a su infancia y adolescencia, pero también sobre aspectos más recientes, como su dedicación a la pintura al llegar a la madurez) en el presente en que se rodó el film: “Jacques aún vivo, pero muriéndose”.
Aunque Varda también podría decir: “Jacques muriéndose, pero aún vivo”. La “segunda” película es, como la define la propia cineasta, una mémoire de maîtrise visual que podría haber realizado otra persona. Pero la “primera” y la “tercera” película solo podía realizarlas Agnès Varda. La “primera” se la confió el propio Demy. La “tercera” surgió de una necesidad de la cineasta (filmar el cuerpo del amado para estar lo más cerca posible de él en esos momentos tan sensibles, tan próximos a ser los últimos), y no es extraño suponer que Demy no habría aceptado que nadie más lo filmase: tampoco nadie lo hubiera filmado con tanto respeto amoroso sin recular, sin embargo, ante las señales de un cuerpo enfermo. Esas partes fueron realizadas asumiendo, pues, una gran responsabilidad respecto a la persona amada que compartió con el equipo técnico. El caso es que ella aceptó supeditar su propia creatividad a la memoria y al deseo de Demy: la reconstrucción de su infancia y adolescencia tenía que resultarle creíble a él. Dudando de la “verdad” de esas reconstrucciones mediante las cuales ponía en escena los recuerdos de Demy, Varda le preguntaba si eran verosímiles y certeras: “¿Es esto? ¿Esto se parece a lo que cuentas? ¿Los gestos son precisos? ¿Y las palabras? ¿Qué es lo que tú ves? ¿Lo que sientes?”. La cineasta recordó estas preguntas evocando el rodaje de Jacquot de Nantes en el libro Varda par Agnès. Demy respondió a partir de su memoria, que, como la de todos, es incierta y construye los hechos vividos, mientras que también podemos suponer que aceptó que la imaginación de Varda tradujese e incluso inventase visualmente sus recuerdos. Demy contestaba que sí, que aquella reconstrucción se acercaba a la “verdad” de los hechos, al menos de la manera como él los recordaba. Como era propio de ella, la cineasta siempre mantuvo sus dudas al respecto.
Inma Merino, extractos de la publicación que acompaña la edición en BR del 'Universo Agnès Varda' (ed. Avalon, 2024).