Fake Fruit Factory

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«En la ciudad donde paso mi tiempo en México, tenía un amigo estadounidense, un pintor. Se casó con una mexicana y tuvo tres hijos con ella... Durante años intentó idear planes que le permitieran ganar dinero y no tener que ser un yoyó [ir y venir entre México y Estados Unidos]... Empezó a fabricar frutas y verduras de papel maché para venderlas en las tiendas turísticas locales. Se hicieron muy populares y, en un abrir y cerrar de ojos, todo el negocio creció hasta tal punto que tuvo que alquilar una fábrica y contratar a gente para que manufacturase piezas sin pintar en sus casas. Bueno, al cabo de unos tres años empezó a hacerse rico... pero se aburrió de todo aquello. Esta es una película sobre las mujeres que trabajaban para él». – Chick Strand